jueves, 26 de mayo de 2016

Viaje de novios: Quinta parte

Mi calvario con los Plómez todavía no había concluido. Habían organizado una excursión al monte Clicko Alto. Haríamos unas cuantas horas de senderismo subiendo hasta la cima. Muchos decían que subir a la cima del monte revitalizaba el alma. John se había mostrado entusiasmado (adora cualquier tipo de deporte). Aunque no me apetecía lo más mínimo, no quería dejar a John solo. 

Lo primero que me reventó de aquel viaje fue lo maravillosamente preparada que estaba Minerva. Llevaba ropa, mochila y bastones profesionales para apoyarse al caminar. Llevaba una chaqueta rosa preciosa y unas zapatillas Adiclack. Fran también se había preparado para la excursión aunque no tan especialmente. John y yo vestíamos con ropa de sport.

Sabrina: Vaya, veo que te has gastado un dineral en ropa y complementos.
Minerva: Que vá, me los regaló mi suegra hace tiempo. ¡Qué nervios! Dicen que la cima de Clicko Alto es espectacular. ¿Verdad, Pichoncito?
Fran: Verdad. Mis primos estuvieron  aquí hace años y dicen que es precioso.


Minerva: Yo iré primera, que voy mejor preparada. Tened mucho cuidado no os resbaléis. 
Sabrina: No somos niños chicos, guapa. 


Minerva: Subiremos por este tramo.
Sabrina: ¡Mirad, hay ratas gigantes! Este lugar no es tan bonito como dicen...
Minerva: No son ratas, Sabrina. Son marmotas, mucho más bonitas que las ratas.
Sabrina: Pues a mi me dan el triple de asco. 
John: Son inofensivas. 


Estoy segura que si se encuentra una marmota de esas en su casa, no le parecería tan bonita. Siempre tenía que ir de lista. Quise demostrar que yo también sabía cosas.

Sabrina: Eso es una ardilla.
Minerva: Ya. 
Sabrina: Esta es una ardilla fortunata. 
Minerva: ¿Fortunata?
Sabrina: Así es. Es autónoma de aquí y come plantas verdes, hierba y piedras.
Minerva: ¿Piedras?
Sabrina: Sí, tienen unas uñas muy duras y las rompen a cachitos para comérselas. 
Minerva: Uy, eso no lo había escuchado nunca.

John se acercó a mi y me susurró al oído...

John: No se dice autónoma, es autóctona. Mentirosa...

Yo le saqué la lengua y él se rió divertido. Sí, me lo estaba inventando todo.


Empezamos a subir unas escaleras de piedra que al principio no me parecieron gran cosa, pero pronto empecé a sentir el agotamiento. Aquello parecía no tener fin. Estaba a punto de quejarme pero Minerva me interrumpió.

Minerva: Es fácil subir por aquí, ¿verdad? Es cómodo y no cansa.
Fran: Sí, está muy bien pensado.
Sabrina: Sí...
Minerva: Aire puro y tranquilidad absoluta. Disfrutar el momento, chicos.

Yo no podía dejar de pensar en la cama del hotel. Tan cómodo y confortable. Estaba deseando darme una buena ducha y tumbarme a dormir la siesta. Seguimos subiendo aquella interminable montaña dirigidos por Minerva. 


Minerva: Aquellas nubes traen tormenta. 
Sabrina: ¿También eres meteoróloga? Solo falta que sepas volar.
Minerva: Qué chispa tienes, Sabrina.


No tardaron en caer las primeras gotas. Los truenos ensordecedores me asustaron. Como siempre, Minerva tenía razón. Estaba lloviendo y no precisamente cuatro gotas.

Fran: ¡Menuda tormenta!
Minerva: Ahora subir es más peligroso. Está todo resbaladizo y podríamos resbalarnos. Debemos ir con extremo cuidado.
Sabrina: ¿Y vamos a seguir subiendo? ¡Está diluviando!
John: Vamos amor, no te des por vencida.


Siguieron subiendo y les seguí, aunque no podía más. Estaba empapada y el cansancio se había apoderado de mi. 


Sabrina: No puedo más, quiero volver al hotel, John.
John: ¿No puedes? No te preocupes, nos volvemos.

Miré hacia arriba y vi a Minerva subiendo con mucho garbo. No podía consentir otra derrota. Aunque no llegase la primera, debía seguir adelante.

Sabrina: No, quiero seguir.
John: ¿Estás segura?
Sabrina: No, pero no quiero rendirme.


Cuando ya habíamos avanzado la mitad del camino, nos detuvimos a mirar el paisaje. Fran fotografiaba todas las montañas, árboles, piedras, rocas y hierbas insignificantes. 

Fran: Impresionante. No os preocupéis, os pasaré todas las fotos del paisaje.
Sabrina: No me preocupo...

Ni loca quería tener una sola fotografía de Fran. No imaginaba nada más aburrido en el mundo que perder mi tiempo viendo sus fotografías.


La sensación que recorría todo mi cuerpo era muy desagradable. Mi ropa mojada me molestaba, me pesaba y me hacía sentir muy molesta. La lluvia se metía en mis ojos y en la boca. Tenía el pelo que daba auténtica pena y me dolía todo el cuerpo, especialmente las piernas.


"Vamos, tú puedes. Tienes que llegar a la cima aunque sea lo último que hagas en tu vida" , pensaba con cada paso.


Ellos habían avanzado mucho más. Me estaba quedando atrás, pero seguía caminando.

John: ¿Necesitas ayuda?
Sabrina: No, estoy bien.


Finalmente llegamos a la cima. No imaginaba que estuviese tan concurrida. Muchos excursionistas estaban sentados observando el paisaje. Unos merendaban y otros, como el Chino Juan, se relajaban meditando. 


Chino Juan: Milad bien el paisaje y celal los ojos. Dejal que el espílitu de la natulaleza se intloduzca en vuestlas mentes.



Sí, llegué a la cima pero no podía mover un solo músculo. Estaba exhausta, sin fuerzas para nada.

John: ¿Estás bien?
Sabrina: No...
John: Has conseguido llegar a la cima. Estoy orgulloso de ti.
Sabrina: John, te tocará bajarme en brazos...¡Ha sido infernal! 


A pesar de lo mal que lo pasé, sentía la satisfacción de haber cumplido. Minerva no era la única clack capaz de subir a la cima. Decidimos parar a descansar una vez abajo. Ya había dejado de llover y aunque no había salido el sol, se estaba bien. La ropa comenzaba a secarse, aunque seguía sintiéndome muy incómoda. Fran le enseñaba a Minerva las fotos que había hecho durante la excursión y ella las observaba y comentaba muy ilusionada.


John: Estás muy sexy así. La ropa mojada se ajusta al contorno de tu figura y me pone como una moto.
Sabrina: Pues con lo cansada que estoy, no esperes mucho de mi esta noche.
John: Eso ya lo veremos.


De pronto, una cabra montesa apareció de la nada. Parecía amenazante y me asusté. Esos enormes cuernos eran dos poderosas armas con las que podía hacernos mucho daño e incluso matarnos. Minerva se levantó y se puso frente al animal.

Fran: Minerva tiene una conexión especial con los animales. Por favor, ten mucho cuidado mi amor...
Minerva: No te preocupes, Pichoncito mío.
Sabrina: ¡Estás loca!
John: ¡Es muy peligroso, Minerva!


Se acercó al animal y le acarició la cabeza. La cabra agradecía las caricias y parecía estar encantada. 

Minerva: Tranquila, bonita. No queremos hacerte daño.
John: Si no lo veo, no lo creo.
Fran: ¡No te muevas que te hago una foto!


Esa fue la gota que desbordó el vaso, el colmo de los colmos. Mi paciencia estalló en mil pedazos y no pude aguantar más. Si ella podía amansar a un cabra salvaje, yo también.

Sabrina: Eso lo hace cualquiera. Yo de pequeña tuve un perro y los gatos me adoran. Os lo voy a demostrar.
John: Sabrina, ni se te ocurra acercarte a ese animal.


Sabrina: ¡Que no pasa nada! Ya lo verás...Hola cabrita bonita...soy Sabrina...

La diabólica cabra no se lo pensó dos veces. Al principio pensé que era tímida y que se echaba para atrás temerosa, pero en seguida me percaté que estaba cogiendo carrerilla. Imagino que notaba el miedo en mi cuerpo y no se fiaba de mi.


Se lanzó a por mi y me golpeó con fuerza. Salí disparada y acabé entre unos matorrales. Si ya estaba muerta de la excursión aquel golpe me terminó de re-matar.

Sabrina: ¡Ahhhhhhhhhh!


John: ¡Sabrina, voy a por ti!
Minerva: ¡Tengo un pequeño botiquín en la mochila! Ay madre, que casi la mata.

No era el cuerpo lo que más me dolía, era el orgullo. Definitivamente Minerva sabía hacer de todo y era perfecta.


Aunque el golpe fue aparatoso tan solo me hice unos rasguños. Minerva me dejó unas zapatillas que había traído de repuesto y me curó las heridas. Decidí alejarme un poco del grupo para despejarme. Estaba de Minerva hasta el moño. Escuché una voces muy cerca de mi. Me acerqué movida por la curiosidad. 


Dos mujeres muy atractivas y vestidas de una forma muy exótica estaban moviendo las manos sobre una fogata. 

Artemisa: Con esto expulsamos los malos espíritus del bosque.
Cassandra: Los espíritus de los ogros y los duendes siguen aquí.
Artemisa: La Diosa se ocupará de ellos, no te preocupes. Uy, ¿no notas nada extraño?
Cassandra: Sí, alguien nos está observando.



Me habían descubierto, a pesar de haber sido muy sigilosa. La que se hacía llamar Cassandra fue la primera en hablar.

Cassandra: ¿Quién eres? ¿Por qué nos espías?
Sabrina: Lo siento, no quería molestaros. Pasaba por aquí y me llamó la atención el ritual que estabais haciendo.
Cassandra: Por la Diosa, menudas vibraciones me llegan...creo que me voy a marear.


Artemisa: Es ella. Te ocurre algo extraño, chica. Tu aura no es buena...
Sabrina: ¿Mi aura? ¿Eso que es?
Artemisa: Dame tu mano. No temas, no te haré daño.

No entendía nada, pero accedí. Examinó la palma de mi mano con detenimiento. 

Artemisa: ¡Diosa de mi corazón! ¡Esto es imposible!
Sabrina: ¿Qué ocurre? 
Artemisa: Se aproximan muchos problemas, criatura. Veo complicaciones y gente dolida y malvada a tu alrededor. Un momento...¡No tienes corazón!
Sabrina: ¿Qué?

Me soltó la mano y me miró con ojos acusadores.


Artemisa: ¡Has abandonado a tu hijo! ¡Mala madre, hija del demonio!
Sabrina: ¿Está loca? ¡Mi hijo está en casa!
Artemisa: Eres mentirosa por naturaleza, malvada y egoísta. Haces daño a los que te rodean, engañando y traicionando. 
Sabrina: ¡Eso es mentira!
Artemisa: Pobre hombre enamorado de ti, ¡eres lo peor! Le engañas y encima abandonas a tu hijo, ahí tirado, como si fuese basura. ¡No tienes corazón!
Sabrina: ¡Loca!


Cassandra: Tranquilízate, hermana.
Artemisa: ¡Todavía estás a tiempo! ¡Deja que te limpie el aura! ¡Yo puedo ayudarte! ¡Debes ir a por tu hijo, te necesita!
Sabrina: ¡Socorro!
Artemisa: ¡Vuelve!

Me alejé de aquel par de locas corriendo con toda mi alma. Aquellas palabras me dañaron mucho. Sí, había dejado en casa a Walter, pero yo no consideraba eso abandonarlo. Estaba al cuidado de la madre de John. 


Al día siguiente me desperté desanimada y con muchas agujetas. Los Plómez habían organizado una excursión a la fuente divina, en la otra punta de la isla. No tenía fuerzas para seguir aguantando a  Minerva y Fran y mucho menos para hacer otra excursión. John quería ir, le hacía mucha ilusión. Decidí quedarme en el hotel y aunque al principio no quería irse sin mí, al final lo convencí. 

John: No me hace gracia dejarte aquí sola.
Sabrina: Estoy bien, de verdad. Después de dormir un par de horas más, bajaré a la playa un rato y me tomaré una buena copa de helado en el chiringuito. 
John: Está bien. Luego nos vemos. Sé buena y no hagas trastadas.
Sabrina: Lo mismo digo. Ten cuidado con los Plómez...



Cuando John se fue y estuve sola, algo extraño me dominó. Esa sensación de soledad, de poder hacer lo que me venga en gana, sin estar vigilada. Cuando era pequeña y me quedaba sola en casa, corría desnuda por todas las estancias, buscaba entre los cajones de mis padres, jugaba con los juguetes en la cocina o saltaba sobre las camas. 


Ese "todavía estás a tiempo" de Artemisa se repetía en mi mente una y otra vez, aunque no conseguía hacerme recapacitar. Saqué la tarjeta de Juan José y registré su número de teléfono en mi móvil. Seguidamente le envié un mensaje. Quedamos en media hora en la puerta del hotel.

"Da igual, Sabrina. Eres así, no puedes cambiar. Deseas ese chico y lo tendrás" me decía mientras esperaba. "Vive el momento, disfruta. John no se enterará".


Empecé a impacientarme. Deseaba a Juan José y tenía que ser ya, a pesar de estar muy cansada de la excursión. Pronto apareció con su coche verde y se detuvo ante mi.

Juan José: Che, sos hermosa, Sabrina. ¿Has conseguido despistar al boludo que te acompaña? Ese tipo no se separa de vos.


Sabrina: No hables de él. ¿A dónde vamos?
Juan José: Te llevaré a un lugar maravishoso, ya lo verás. Ahí te daré una sorpresa y te haré sentir el placer más grande que hashas sentido jamás.
Sabrina: Pues no perdamos más tiempo.



Continuará...

viernes, 6 de mayo de 2016

Viaje de novios - Cuarta parte

Los museos me interesan bien poco. Me explican cosas que no entiendo y pasados unos minutos lo olvido todo. Hacía siglos que no pisaba uno. El famoso pintor Clickorotino el Clackarote tenía expuesta toda su obra en aquel museo. Había visto alguna de sus creaciones por casualidad en la tele o en alguna revista y me parecían todas horribles.

John: ¿No estás emocionada?
Sabrina: Mucho...¿Tiene muchos cuadros expuestos el Clackarote ese?
John: Toda su obra. 
Sabrina: Viva...


Minerva: ¡Ayyy que emocionada estoy! Dice la guía del museo que en cuanto termine con los chinos estará por nosotros. Ay, Clickorotino el Clackarote es mi pintor preferido. En cada una de sus obras me siento identificada. ¿Verdad Pichoncito?
Fran: Verdad. Tiene un cuadro imitación en casa de Clickorotino el Clackarote.
Minerva: Sí, el sentimiento aguado. Ay, es que es tan bonito que lo tengo hasta de fondo de pantalla en el móvil.


La guía pasó junto a nosotros seguida por una legión de turistas chinos. Llevaban cámaras fotográficas de última generación y los móviles más sofisticados.

Catalina: Ahora estoy con ustedes.这里,先生们


A los pocos minutos apareció de nuevo junto a otros turistas. Nos guió hacia un cuadro en el que se veía un barco pirata y sus tripulantes. No me pareció feo, pero tampoco es que fuese algo del otro mundo.

Catalina: Bienvenidos al Museo Corte de Oro de isla Fortuna. Mi nombre es Catalina y soy la encargada de guiaros a través de la obra del gran Clickorotino el Clackarote. Toda la obra, cedida al museo por su viuda durante seis meses ha sido todo un acontecimiento en la ciudad y es otra atracción turística para todo aquel que visita nuestra isla. Siéntanse libres de preguntar cualquier cosa y gustosamente les responderé. 

Sabrina: Ah, ¿es que está muerto?
Catalina: El próximo mes se celebra el 20 aniversario de su muerte.
Desconocida: Anda que no saber que está muerto...
Desconocido: Hay gente muy inculta...
Sabrina: Hay gente inculta pero que no es sorda.
Catalina: Esta es una de sus primeras obras. "Piratas en alta mar" fue descubierta por su esposa limpiando en el desván de su mansión de verano en Clisandia. Se cree que no convencido por el resultado lo guardó olvidándose de esta obra por completo. Todavía no se había introducido en nuevas técnicas de dibujo.
Minerva: Perdona, ¿y la cabra sobre el tejado? Esa no tiene nada que ver con esta.
Catalina: Sí, a excepción de "cabra sobre el tejado".
Minerva: Y de sonrisas tristes.
Catalina: Exacto.
Sabrina: "Mira la petarda esta, ahora va de lista..." 




Catalina: Esta es una de las más famosas obras del pintor. "El mundo girado" ha sido la inspiración de numerosos artistas. Se han creado canciones, poesías e incluso películas. Ya les adelanto que las camisetas con este cuadro estampado en ellas es uno de los artículos más vendidos en nuestra tienda. 
Minerva: ¡Yo quiero una camiseta!
Catalina: No se preocupen, después tendrán oportunidad de visitar nuestra tienda de souvenirs. Clickorotino el Clackarote odiaba la visión del mundo moderno, que se preocupa por banalidades y deja morir cada día a niños de hambre en todo el mundo. Esta obra es una protesta a esas personas que no saben ver más allá. En 1974 la presentó en las galerías del museo de Clickópolis creando gran expectación. Utilizó colores en...

Tenía unas ganas enormes de bostezar. El mundo girado era un cuadro horrible que no me gustaba nada.
Catalina: ...por lo que no es de extrañar que nos sorprenda su gran realismo.Esta fue su primera obra en color y dio un paso en otra dirección en su carrera.
Minerva: Fue presentada en 1974 pero dicen que la creó mucho antes.
Sabrina: Lo sabrá ella mejor que tú, Minerva.
Catalina: Bueno, eso es algo de lo que no estoy segura.
Minerva: Sí sí, que lo he leído en la biografía oficial.
Catalina: Ah, pues en ese caso será como usted dice.

No la soportaba. Ya de por si me estaba resultando un gran tostón todo aquello pero más aguantando las apuntaciones y correcciones de la petarda de Minerva.


Catalina: Y llegamos al cuadro estrella de la gran obra de Clickorotino el Clackarote. Aquí se representan todas las emociones básicas de un click en el agua.
Minerva: ¡Sentimiento aguado! Oh, mi cuadro preferido. Me encantaría colocarlo en el salón de mi casa, es precioso.
Sabrina: Menuda bazofia de pintura. Eso lo pinto yo con los ojos cerrados. Mentira, eso lo pinta un mono con los ojos cerrados. No, un mono con los ojos cerrados y mareado.
John: Jajajaja, shhh que te pueden escuchar.
Catalina: Efectivamente. "Sentimiento aguado" es el cuadro estrella de Clickorotino el Clackarote.

Después de darnos el tostón con más cuadros espantosos, datos y curiosidades que no despertaban en mi ninguna curiosidad, me di por vencida. Argumentando que me dolía la cabeza, me libré de la tortura.



Me pude sentar y olvidarme de ese gran "artista" y de sus patéticos cuadros. Tampoco tendría que aguantar las aclaraciones de doña plómez. Prefería esperar allí sentada. 


Se marcharon para otra sala, así que me quedé completamente sola. Tenía sed, así que saqué una lata de soda. Con el aire acondicionado y el refresco estaba en la gloria. Pensé en cerrar los ojos para no ver los cuadros, pero me daba miedo que pensasen que estaba durmiendo.


De pronto, un niño chino entró en la sala. Se quedó mirándome fijamente con el rostro serio, yo diría que inexpresivo. Al principio no le hice caso, pero empecé a sentirme algo incómoda.

Sabrina: ¿Quieres algo, niño? 
Tao: 你不能在博物馆里
Sabrina: No te entiendo. Vete a jugar, corre.
Tao: 说,你不能喝了


Me seguía mirando fijamente, ahora visiblemente enfadado. No entendía lo que decía y eso me irritaba todavía más. 

Sabrina: Niño, te estás poniendo pesado. A ver si consigo que me entiendas. Tú, irte de aquí, dejarme en paz, largo.
Tao: 我会拍照,挂在社交网络上,看看你是什么样的人不好


Sabrina: Pasa de mi, niño. ¡Pero que pesado eres!
Tao: 我不是冲我嚷嚷,无礼!你会发现


Aquel niñato quería hacerme fotos. Aquello me molestó todavía más. Imagino que se pensaba que era otra obra más del museo, pero no me daba la gana que me hiciese fotos para enseñárselas a sus amigotes. Me enfadé y protesté. Conseguía esquivar el objetivo de su cámara pero en algún momento lograría inmortalizarme.


El niño salió corriendo espantado. No sabía muy bien que haría con él cuando lo atrapase pero más de un bolsazo pretendía darle.

Tao: 这太疯狂了,救命啊
Sabrina: ¡No huyas, cobarde!



El niño era muy rápido. Se subió sobre una de las sillas y me sacó la lengua haciéndome burla.


Agarré lo primero que pillé,que justamente fue el cuadro "mundo girado" que estaba allí colgado. Me imaginé que el cuadro era un boomerang y se lo tiré con efecto. El cuadro le dio al niño en toda la cabeza y se cayó al suelo sorprendido.


Tao: ¡Ahhhhhhh!
Sabrina: ¡Bingo! ¡Toma ya! ¡Oooeee, oooeee, oooeee, ooeeeee! Ahora vas y lo cascas, chinito de las narices.


Tao: 它是世界打开图片!无论我可以打破!那个女人是个心理变态


En ese momento llegó toda su familia. Todos gritaban enfadados. No me extraña, ese niño es malísimo. Me pareció que se intentaba disculpar, pero de nada le servía.

Sabrina: Ahí ahí, se merece una buena reprimenda. ¿Sabe lo que hacía? No me dejaba en paz y me quería hacer fotos.
China: 让我们放下头发!你怎么能想到的与此图片玩!它的费用几百万!这不这样做


Seguí bebiendo tranquilamente disfrutando de mi victoria. La que parecía ser la madre del niño, le estaba dando unos buenos azotes en el culo. Otros chinos colocaron el cuadro en su sitio. Estaban sudando y parecían muy asustados.


Se marcharon para otra sala y otra vez me quedé sola. Estaba algo aburrida así que me fui directa al cuadro estrella del pintor, "sentimiento aguado". Por más que lo miraba no le encontraba la gracia.

Sabrina: Es feo de narices. Seguro que mi Walter sabe hacer cosas más bonitas. Un momento, eso raro de ahí se parece a Sus. Es verdad, es igual de feo que ella. ¿Se habrá inspirado en ella? No me extrañaría.


El cuadro estaba firmado pero no se entendía nada. Me acerqué más para intentar comprender la letra pero sin querer se derramó sobre la pintura un poco de soda.


No tardó en aparecer una gran mancha que deshacía la tinta.

Sabrina: ¡Ay madre! Puede que no se den cuenta....Se darán cuenta. ¿Ahora que puedo hacer? Espera, creo que tengo un pañuelo en el bolso. 


No se quitaba. Al frotar un poco más el dibujo se fue difuminando. Como era un cuadro muy feo y abstracto, pensé que si removía todo el dibujo nadie se daría cuenta. Tiré más bebida sobre el cuadro y froté con fuerza hasta que no se notase la mancha. Había cambiado el dibujo por completo. Empecé a sudar aterrorizada. 


Sabrina: Ay madre mía, esto no cuela. Es más horrible que antes...¿Y si lo quemo? Tengo que buscar un encendedor. Si simulo un incendio quizás me libre...


Apareció Minerva justo en ese momento. Disimulé apartándola del cuadro y ocultando las pruebas.

Sabrina: ¡Minerva! ¡Hola guapa! 
Minerva: Sabrina, ¿estás mejor? Es que vamos a la tienda y no sé si quieres que te compre alguna cosa.
Sabrina: Sí, mucho mejor. Oye, pues vamos juntas a la tienda. Espera, que voy al lavabo y vuelvo.


Minerva: Vale, pero date prisa que no me quiero quedar sin mis compras. Los chinos están arrasando con todo...
Sabrina: ¡No tardo nada!


Me fui con la esperanza de que acusaran a Minerva del desastre del cuadro. Si eso no sucedía, al menos tendría uno momento en el baño para pensar una nueva estrategia. 


Minerva: Uy, una lata de soda. Es raro, si aquí no se puede beber...


Minerva: Aiins, me llevaría este cuadro a casa. Es tan...no...no...no puede ser.

Cuando Minerva vio su cuadro preferido destrozado, se quedó en shock. No pudo soportar la impresión y cayó al suelo inconsciente. 


En ese momento volvió el chinito pesado.

Tao: 寻求报复。哪里是疯了吗?但是,什么是怎么回事


Vio la lata de soda y el pañuelo y los cogió. No comprendía lo que estaba ocurriendo.



Por suerte para mi y mala para él, llegaron sus compatriotas y más turistas. La guía del museo gritaba desesperada. Los chinos también gritaban pero haciendo fotos como locos. Fran fue asustado a socorrer a Minerva, que seguía inconsciente en el suelo.


Cuando llegué del lavabo y vi el panorama, no sabía si salir corriendo o disimular. 

Minerva: Es...es mi cuadro favorito...no puedo creerlo...
Fran: Tranquila, cariñito. Seguro que lo podrán solucionar. Si hoy en día todo tiene solución.
Minerva: ¿Tú has visto bien el cuadro? ¡Eso no tiene solución!
Catalina: Ayer terminé con mi novio y hoy esto. Me van a despedir, ¡no sé cómo explicar esto! No puede ser cierto, tiene que ser una pesadilla...¡Quiero despertar!
John: Será mejor que nos marchemos.


Sabrina: ¿Qué ocurre?
John: Ese niño chino que se ha puesto a jugar con un cuadro y lo ha destrozado. Por lo visto le ha tirado por encima una bebida y la obra está irreconocible. Estamos hablando de "sentimientos aguados", el cuadro estrella de Clickorotino el Clackarote.

Tao: 妈妈,我没有做任何事


Sabrina: Es una pena, con lo bonito que era el cuadro...Espero que al niño lo castiguen severamente. Será mejor que nos marchemos...
China: 疯了,儿子。你停飞的生活,我会给你无数蝙蝠不能在一个星期坐

Continuará...