lunes, 15 de junio de 2015

Piratas en el tiempo: Capítulo 04 - Un nuevo capitán


Tras pasar unos días en isla Orca regresamos a nuestro barco. Había quedado con Brandy para preparar la búsqueda del mapa de la fuente de la juventud. Antes debía regresar a puerto para vender algunas cosas y buscar provisiones. Le di a mis hombres el día libre. Le pedí a Visto y Garfio que me acompañaran en busca de uno de nuestros compradores de joyas y objetos de valor.  A medio camino, Garfio se detuvo.

- Capitana, desearía ir a visitar a un viejo amigo. Hace mucho tiempo que no veo a Patapalopuñohierro. Me han dicho que está enfermo y me gustaría despedirme de él - Garfio nunca me pedía nada así que no puse ninguna objeción y lo dejé ir.
- Está bien. Nos vemos esta noche en el puerto.
- Gracias, Capitana.


Las intenciones de Garfio no eran visitar a un viejo amigo. Cuando nos alejamos, se acercó hasta un mozo que parecía estar esperando a alguien. El mozo se le acercó con sigilo. "Sígueme y no hables " le dijo en voz baja.


Garfio obedeció sin rechistar. El joven caminaba sin prisa pero sin pausa. Llegaron a un almacén y le ordenó que esperase en silencio. Garfio deseaba rebanarle el cuello. Odiaba que le diesen tantas órdenes. Se controló y esperó.



Pasados unos minutos apareció una tropa de soldados. Eran soldados franceses. Les acompañaba una chica muy bella. También vestía de uniforme pero a todas luces estaba claro que se trataba de una clack. Su pelo moreno le llegaba hasta el hombro y sus hermosos labios y sus delicadas facciones también la delataban.

- Pensaba que ya no volvería a saber de vos - Dijo el comandante. Era un hombre elegante, muy bien peinado y joven, no llegaba a los treinta. 
- Jamás me olvido de mis promesas - Respondió Garfio asustado - Tengo las coordenadas de la isla de Brandy.
- ¿Eso es cierto?


- Así es.He dejado las coordenadas en una de las habitaciones del hotel Mary Sarrat. - Garfio se explicaba orgulloso. Había cumplido su parte del trato. - También he dejado un mapa para que puedan encontrar el refugio. Encontrarlo sería prácticamente imposible. Allí los pillarán con la guardia bajada. Se creen invencibles. 
- ¿No me engañas?
- ¡Claro que no! Ahora quiero mi dinero - A pesar del miedo fue capaz de exigir el dinero acordado. Su avaricia era mayor que su temor.


El soldado desenvainó su espada y se la puso en el cuello a Garfio. Este se asustó y puso los brazos en alto.

- Nada me impediría rajarte el cuello aquí mismo. No eres más que una rata inmunda - le dijo con desprecio.
- ¡No es necesario que me mate! Se lo ruego, Coronel...
- Si descubro que me mientes, te mataré - Le amenazó.
- No le engaño. Además, están buscando un mapa...
- ¿Un mapa? - Intervino la clack.
- Dicen que es el mapa que lleva a la fuente de la juventud - dijo rápidamente. Temía por su vida y sabía que valía bien poco.


- Nos ha servido de gran ayuda, caballero. Tome, parte de las monedas que le prometimos - Le entregó un bolsa con varias monedas. - El resto cuando descubramos que las coordenadas son ciertas.
- Pero eso es injusto, el trato era...
- ¡Silencio! - Gritó el Coronel.
- No se preocupe, le entregaremos el resto, tiene mi palabra. Además, si nos facilita más información sobre ese mapa de la fuente de la juventud, recibirá muchas monedas más.
- Les mantendré informados, señorita.


Garfio se marchó sudando pero satisfecho. Aunque todavía tenía que cobrar la otra mitad, ya tenía en su poder una pequeña fortuna. Estaba dispuesto a beber y disfrutar de las clacks más bellas de la ciudad.


- Elizabeth, ¿te has vuelto loca? No tendrías que haber intervenido.
- James, tú no me das órdenes - Respondió ella desafiante.
- Si tu padre se entera me condenará a la horca. No entiendo esta afición tuya de jugar a ser soldado. Es peligroso y este no es lugar para una mujer. Yo te daría una vida maravillosa, lo sabes.


- Quiero luchar y acabar con la piratería. No quiero estar en casa con las aburridas de mis hermanas. Esta es la vida que quiero vivir. James, con tu ayuda convenceremos a mi padre para que me deje acompañaros al ataque a isla Orca. Esa asesina de Brandy y sus hombres son peligrosos y yo puedo ser de gran ayuda.
- Quizás...pero concédeme una cita. Vamos, sé que te gusto y tu padre estaría muy contento con nuestra unión.


- Hallaré otra forma de convencer a mi padre. ¡Puedes irte al cuerno! - Elizabeth se marchó junto a los soldados y James vio cómo se alejaba mirándole el trasero.
- Algún día caerás, estoy seguro. 


El fuego estaba devorando el refugio de Brandy y su tripulación.El Capitán Gautier Arcens y sus hombres habían invadido isla Orca. Varios piratas yacían muertos en el suelo. Los que habían conseguido sobrevivir a las terribles heridas pero necesitaban ayuda médica, eran rematados por los franceses. A pesar de todo la misión estaba lejos de haber sido un éxito. Muchos hombres de Gautier habían perecido en la batalla y sólo disponía de unos pocos. Brandy y algunos de sus hombres habían desaparecido sin dejar rastro. 

- ¡¿Dónde está Bgandy?! - Gritaba enfurecido. La había herido de gravedad pero consiguió escapar en el último momento.
-Padre, no debe andar muy lejos. - Elizabeth había conseguido convencer a su padre para que la dejase participar en la batalla. Aunque al principio la sobreprotegía, al final descubrió que se sabía defender muy bien sola. - La encontraremos.


- Somos muy pocos hombges. Debemos andag con mucho cuidado hija. Ellos conocen esta isla y nosotgos no - Advirtió a Elizabeth.
- No permitiremos que escape de la justicia, padre. Acabaremos con esa miserable asesina - Dijo convencida. 


James apareció corriendo muy nervioso. Les anunció la llegada de un barco pirata. Si permanecían en la isla serían una presa fácil.

- ¿Que hacemos, señor? - Preguntó nervioso.
- Me gustagía permaneceg aquí y luchag hasta el final...pego temo pog la vida de mi quegida hija.
- ¡Padre! No debe temer por...
- Elizabeth, no pegdonagía jamás que te ocuggiese nada malo. Además, debemos pedig gefuegzos. James, ocúpese de mi hija. Volvamos al bagco cuanto antes. - Ordenó decidido.


Mientras el Capitán Gautier Arcens corría para poner en preaviso a sus hombres y ordenar la retirada, James se acercó a Elizabeth. Sentía una gran atracción por ella y sentía algo muy especial que no sabía bien si se trataba de amor.


- Has estado estupenda, ¿lo sabes? 
- Gracias. Te lo dije, sé luchar.
- Ahora lo sé, pero es el momento que dejes esto en manos de los hombres. Yo te protegeré, ¿de acuerdo? No permitiré que nada malo te ocurra - La sola idea de perder a Elizabeth le hacía desfallecer. 
- No, todavía no lo has comprendido. No necesito que  tú ni ningún hombre me defienda - Respondió enfadada.


- Pero...
- No seas testarudo. Vamos, debemos marcharnos de aquí - Salió corriendo y dejó a James con la palabra en la boca. 


Llegamos al escondite de Brandy empuñando nuestras armas. Dispuestos a defender a nuestros camaradas. Al descubrir la destrucción del lugar una gran desolación me invadió. Aquel rincón del que me había enamorado estaba completamente destruido. 


Pensé en Brandy, pensé en Hércules. No quería que mi amiga muriese pero tampoco él. Recordaba su mirada, su sonrisa, su voz.. El destino me lo quería arrebatar incluso antes de que lo hubiese conocido de verdad. 

- ¡Maldición! - En el suelo encontré el sombrero de Brandy manchado de sangre. - Es de Brandy...
- Sí, mi Capitana. ¿Cree que estarán muertos? Mis hermanos, no puede ser...¡No puedo perder a dos hermanos de esta forma! - Se lamentó Tigre - Tampoco a ella...la amo, la amo con todo mi corazón.- Sabía que estaba hablando de Xira.
- No perdamos la esperanza, Tigre.


De pronto apareció Xira ante nosotros. Parecía estar en perfecto estado, Llevaba una escopeta y nos apuntó. Cuando se dio cuenta de que éramos nosotros, bajo el arma.

- ¡Tigre! - Exclamó aliviada.
- ¡Amor! ¿Estás bien?
- Sí, estoy bien. Vamos, os llevaré con los demás. Debemos abandonar la isla cuanto antes.


Seguimos a Xira hasta llegar a un lugar oculto muy cercano a la playa. Encontramos a Tocador, Jin,  Tamara y Pez. No vi a Hércules por ningún lado y tampoco a Brandy. Me temblaban las piernas. Aunque no lo conocía sentía una unión muy especial a él. Cuando nos acercamos más descubrí a mi amiga tumbada. Estaba apoyada en el tronco de un árbol. Pez le estaba dando un especie de brebaje. Ella tomaba una cucharada y luego bebía un buen trago de ron.

- ¡Brandy!  - Exclamé llamando su atención. - ¿Te encuentras bien?
- Diana, has venido...Imagino que esos desgraciados habrán huido como ratas.
- Sí. Ya no había nadie cuando hemos llegado. ¿Quién fue el que os atacó?
- Ese miserable, Gautier Arcens...¡Ah, duele! - Se quejó.

Sentí que la ira más descontrolada me invadía. El mismo hombre que había arrebatado la vida a mi padre también había herido a mi mejor amiga y posiblemente asesinado a Hércules.

- ¡¡Gautier otra vez!! - Grité enfurecida.


- Beba, esto le calmará el dolor - Le dijo Pez. Rechazó el brebaje y lo sustituyó por otro trago de ron. - Capitana, esto le reducirá el dolor.
- Quiero sentir este dolor, Pez. Son mis heridas, es mi final. Yo decido cómo quiero morir...


- No digas tonterías, ¡te recuperarás! Eres una clack fuerte, lo sabes - No concebía la idea de que ella se rindiese.
- Mi querida amiga. He sido fuerte pero este es mi final - me dijo sonriendo.
- Pez, la curará, ¿no es cierto? - Le pregunté esperanzada.
- Lo cierto es que nada puedo hacer por ella...sólo mitigar su dolor.
- Algo se tiene que poder hacer...no es posible.
- Diana, nada se puede hacer. No entristezcas por mi, amiga mía. La muerte no es el final, estoy completamente segura de ello. Además, esta es la muerte que deseo.
- Brandy...


Esa profunda tristeza, esa terrible desesperación de ver que alguien al que quieres se muere y nada puedes hacer para remediarlo invadía mi alma. Su palabras no fueron ningún consuelo para mi. Iba a morir y jamás volvería a verla...Estaba a punto de ponerme a gritar cuando lo vi aparecer. Era él y se encontraba bien. Estaba vivo, mi Hércules. 

- ¡Hércules! - Grité sin poder evitarlo.
- Diana... - Por su mirada supe que se alegraba de volver a verme.
- Él es duro, muy duro - me dijo Brandy. 


- ¿Se encuentra bien? - Le pregunté disimulando mi preocupación.
- Perfectamente. Gracias a vuestra ayuda esos cobardes han huido - Me dijo agradecido.
- Pero no llegamos a tiempo para...
- Diana, has hecho lo que has podido - Dijo Brandy bebiendo otro trago de ron.


- No lo suficiente, Brandy...Vamos, debes luchar, te lo ruego. - Le supliqué agarrándole una mano.
- Llevo toda mi vida luchando. Por ser mujer, por ser pirata, por mi libertad, por mis hombres...He ganado muchas batallas pero esta guerra la he perdido. No...no puedo más...Ahora Hércules será el nuevo capitán de Orca. Te llevarás bien con él...estoy segura...
- Brandy...te echaré de menos. Jamás te olvidaré, jamás - Hacía un gran esfuerzo para no llorar.
- Muero feliz, rodeada de mis hombres y con la mejor amiga que se pueda tener...Amiga mía, nunca te rindas...
- Brandy...¡Brandy! - Murió entre mis brazos. Sentí que se alejaba para siempre, que viajaba hacia un lugar misterioso del que no regresaría jamás.


- La capitana a muerto - Anunció Hércules.

Sus hombres y los míos guardaron silencio. Todos sentimos que ella merecía ese tiempo en su honor. No lo pude evitar y salí de allí a toda prisa. Me alejé todo lo que pude, apartando la maleza que entorpecía mi camino.


Llegué a un lugar rocoso y me quedé mirando al océano.Allí en soledad pude llorar. No deseaba que nadie me viese llorando y me considerasen débil. Juré por mi vida que vengaría su muerte y la de mi padre. Escuché unos pasos acercándose a mi.

- ¿Se encuentra bien? - No me giré, no deseaba que nadie me viese llorar. Era Hércules, reconocería su voz entre un millón.
- Sí, sólo deseaba estar sola  - Contesté sin girarme.
- Yo también siento la muerte de Brandy, no debe avergonzarse por derramar lágrimas por ella - Me consoló.


- ¡Yo no estoy llorando! - Le grité llorando dándome la vuelta. 
- Algún día vengaremos su muerte, se lo prometo. - Su sonrisa y su tono de voz me calmaron - Debe reponerse, tenemos que marcharnos de esta isla cuanto antes.
- Tiene razón...Gracias...- Él me contestó con una sonrisa y supe que estaba irremediablemente enamorada de él.

Tocador nos estaba espiando. Sabía que entre nosotros había saltado una chispa muy especial y que si no hacía algo, pronto estaríamos unidos para siempre.


Continuará...

lunes, 8 de junio de 2015

Piratas en el tiempo: Capítulo 3 - Isla Orca

Siguiendo las coordenadas que Brandy me había facilitado, encontramos su isla. Dejamos nuestro barco anclado y fui junto algunos hombres en una barcaza. Pechuga y Tigre remaban mientras Garfio y yo permanecíamos sentados. Cuando ya nos acercábamos, me incorporé. Brandy nos esperaba en la orilla con dos de sus hombres. 

- Ya queda poco, chicos - Dije animándoles a seguir remando.



- Ha sido muy difícil localizar esta isla, incluso con las coordenadas. Es curioso...quizás busque una isla para nosotros.
- Sería buena idea, Capitana - Dijo Tigre.


Junto a Brandy pude identificar a Xira. El segundo pirata, un click realmente atractivo no lo conocía. En seguida pensé que se podía tratar de Hércules; ese hombre tan irresistible del que me había hablado.


- ¡Que dolor de brazos! - Se quejó Pechuga.
- No te quejes, tú te has querido venir - Le recriminó Tigre. 
- ¡Silencio! - Exclamó Garfio - Parecéis dos cotorras. 



Cuando finalmente llegamos a tierra, nos reunimos con nuestros camaradas.  Brandy me abrazó y me miró sonriente. Parecía estar contenta con nuestra visita.

- Amiga mía, tenía ganas de volver a verte. Bienvenida a Orca, mi isla.
- Gracias, Brandy. ¡Esta isla es espectacular! - Era realmente un paraíso. 
- Y todavía no has visto nada, querida.


Mis hombres y los suyos se ocuparon de arrastrar la barcaza a tierra firme. Pechuga sudaba sin parar y parecía estar a punto de desmayarse.

- ¡Me bebería un barril de ron sin respirar! - Gritó exhausto. 


Garfio se creía superior a los demás y no movió un dedo para ayudar. Observaba atento sin perder ningún detalle. No esperábamos los gritos de Tigre al ver al misterioso pirata de la tripulación de Brandy.

- ¿Que diablos ocurre? - Preguntó Garfio confuso.


- ¡Hermano! - Gritaba Tigre eufórico. 
- ¡Por todos los mares! ¡Tigre! ¡Ven aquí, hermano! - Los dos se abrazaron y saltaron felices. Me sorprendió que fuesen hermanos. Aunque Tigre era un click atractivo, su hermano lo era mucho más.
- Pensaba que estabas preso - dijo emocionado.
- Me escapé, ¡siempre me escapo!


Después de saludar a su hermano, Tigre fue directamente hacia Xira. Los dos habían congeniado perfectamente. La pasión que sentían el uno por el otro era más que evidente.
- ¡Mi hombre!
- Ven aquí, preciosa - Se besaron con desesperación.


- Diana, te presento a uno de mis mejores hombres - Estaba deseando que me lo presentase. Sentía mucha curiosidad por aquel click tan atractivo. Me miró fijamente y su mirada penetró la mía. ¡Por fin había conocido a Hércules! - Se llama Tocador.

No pude ocultar mi frustración. Si aquel hombre tan guapo no era Hércules, ¿quién demonios era?

- Capitana, es un gran honor para mi conocer a una gran clack como usted - Me besó en la mano sin esperarlo. Un pirata con esos modales no era muy habitual - Es usted más bella que en las leyendas que narran sus hazañas.
- Gracias - No supe decir nada más.

Garfio observaba la escena en silencio. No encontraba nada sospechoso en su comportamiento, siempre actuaba de la misma forma y me había acostumbrado a su carácter. 



Tocador nos sirvió de guía hacia el rincón secreto de Brandy. No era precisamente un camino fácil y tranquilo. A pesar de ello era fantástico observar la belleza de aquel lugar. Las olas golpeaban con violencia las rocas de la costa. En sus aguas cristalinas pude contemplar animales y peces de lo más variopintos. Algunos de una belleza sorprendente y nunca antes vista. Las gaviotas volaban libremente pescando y tomando el sol.

- Que maravilla. Es de una belleza inimaginable - Dije sorprendida.
- Una belleza que se eclipsa por la suya - Tocador me empezada a resultar algo pesado con tantos piropos.
- No es necesario que me adule de esa forma. Guarde esas alabanzas para otra. - Tenía que cortar de raíz aquel comportamiento para evitar males mayores.
- No pretendía ofenderle, disculpe - No esperaba que se disculpase - Tenga cuidado no resbale, estas rocas son traicioneras.



El rincón dónde Brandy su tripulación tenían asentado el campamento me pareció muy acogedor. Rodeado de grandes rocas y mucha maleza, era casi impenetrable. Sus hombres comían y bebían despreocupados. Julio, uno de mis hombres, había pasado unos días junto a la tripulación de Brandy. Me dijo que uno de sus hombres le enseñaría a practicar la alquimia y sería de gran utilidad en el futuro.No era muy seguidora de esas prácticas pero al final dejé que se lo llevase con ella. 



- ¿Te gusta? - Me preguntó orgullosa.
- Es muy acogedor y parece un lugar muy seguro - Contesté.
- Es muy difícil que consigan localizar la isla pero si eso ocurriese, no encontrarían este escondite. Ya has visto que es de muy difícil acceso. 


Mandó a sus hombres sacar comida y ron. Nos sentamos en el suelo y usamos una barca volcada como mesa. Nos sirvieron ron y deliciosos manjares. Tenía apetito así que comí disfrutando de cada bocado. Pechuga deborava las salchichas y una pirata llamada Tamara le hacía compañía bebiendo y riendo con él. Julio me contaba las cosas que había aprendido y parecía estar muy contento. Piff y Tocador también se sentaron junto a nosotros. Las intensas miradas de Tocador me incomodaban pero intentaba no prestarle atención.

- Está todo delicioso, Brandy - dije mordiendo una manzana.
- Come, no te prives de nada. Diana, tengo algo que proponerte - Imaginé que sería un brindis o alguna cosa sin importancia pero en su mirada capté que se trataba de algo más serio. - Creo que te puede interesar.
- ¿De que se trata? - Sentía mucha curiosidad.
- Tengo un contacto en Londres. Son dos hermanas millonarias llamadas Patricia y Sabrina. Su padre es Conde y son dueños de muchas tierras. Asegura que la fuente de la juventud existe. - Sus palabras me sorprendieron pero también me desanimaron. Imaginaba que se podría tratar de algún tesoro o un valioso cargamento. La fuente de la juventud me parecía un cuento infantil al que no le daba la menor credibilidad.
- Vaya, suena bien...
- No pareces muy entusiasmada - Me sirvió otra copa de ron y luego se lleno la suya.


- Es que no creo que dicha fuente pueda existir. Creo que se trata de un cuento sin fundamento.
- Comprendo lo que dices, amiga mía. Esa fuente existe, estoy segura. Además, existe un mapa. - Aquello me pareció más interesante. Un mapa podía ser falso o una trampa mortal, pero era mejor que nada.
- ¿Un mapa? ¿Dónde está?
- Sabe el lugar exacto dónde se encuentra ese mapa pero todavía no me lo ha revelado. Cuando la veamos iremos a por ese mapa y después, a por la fuente.
- ¿Y para que unas clacks con la vida resulta se lo quieren revelar a una pirata peligrosa? No lo comprendo. - Me parecía una historia interesante pero no la terminaba de entender.


- Hace años abordamos un barco en el que viajaban ellas - Intervino Tocador. Tenía las mejillas sonrosadas por ingerir tanto ron. - Patricia se enamoró de mí y yo de sus encantos. Ella junto a su hermana y su cuidadora fueron nuestras prisioneras. Pedimos un rescate y antes de que se produjese su liberación, vivimos una intensa historia de pasión y desenfreno. Su padre pagó el rescate y ellas volvieron junto a él, aunque muy a su pesar. Les había gustado la vida en libertad junto a nosotros y no deseaban volver a Londres. 
- La vida de un pirata no es fácil. Teniendo la vida resuelta con todas las comodidades me resulta difícil comprenderlo...aunque sé lo que significa no poder ser libre para realizar tus sueños. - Recordé mi infancia junto a mi madre y sus múltiples amantes. En aquella etapa de mi vida pensaba que jamás podría ser feliz.
- Deseosas de ser libres nos confesaron que conocían dónde estaba el mapa que llevaba hacia la fuente de la juventud. Si íbamos a buscarlas y rescatarlas de sus aburridas vidas, nos indicarían el lugar dónde se esconde el mapa.
- No parece muy complicado. Siendo así, me apunto - Me apetecía ir a Inglaterra. Hacía años que no la visitaba.


- Bueno, ya hablaremos sobre este tema más adelante. Es el momento de disfrutar. ¡Todos a bailar! - Dijo Brandy medio borracha. Se puso a bailar con Piff y todos tomaron su ejemplo. Uno de sus piratas tocaba un acordeón con gran maestría. Yo no quise levantarme. Odiaba bailar y no se me daba nada bien.
- Capitana, sería un honor bailar con vos - Tocador me ofreció su mano.
- No, gracias. No quiero bailar - dije tajante. Me daba mucha vergüenza y más si era con él.
- ¡Esto es una fiesta, arriba Diana! - Brandy insistía y cada vez me sentía más presionada.
- Prometo ser educado - Finalmente me dejé llevar y bailé con él.


- Se le da muy bien - le dije mientras me movía con más o menos ritmo.
- Se moverme muy bien - Esas palabras tan pícaras me ruborizaron. Intenté disimular todo lo que pude - No tengo queja de ninguna dama. Todas quedan satisfechas.
-  Demasiada información. No hace falta que me relate su vida amorosa.


Pechuga había congeniado muy bien con Tamara. Era una clack rubia muy bella y sexy. Pechuga no es que fuese guapo pero tenía su atractivo...creo. 

- Puedo llegar a comerme hasta cuatro salchichas de un solo bocado - Intentaba impresionar a la pirata, que lo miraba con curiosidad.
- Eso me lo tienes que demostrar.
- ¡Atenta que allá voy! 


Cuando ya me había animado y perdido la vergüenza Brandy me quiso enseñar algo. Seguimos a Julio y nos alejamos de la fiesta.

- ¿Deque se trata?
- Te voy a presentar a alguien. Ya verás, seguro que te sorprende.
- ¿Se trata de Hércules? - Pregunté sin titubear. Sin duda el ron me había dotado del valor para preguntar por él.
- Sientes interés por él, ¿verdad? ¡Es escandalosamente guapo! Se fue a bucear, imagino que luego vendrá. Ahora te voy a presentar a otro click. Es posible que pronto descubra cómo resucitar a un muerto, ¿no te parece increíble? 


Unas enormes rocas servían como mesa para Pez. Era el Alquimista de Brandy. Allí preparaba todo tipo de brebajes.  Lo encontramos leyendo un libro dorado de letras oscuras. Su pelo y su barba gris le otorgaban un aspecto de click sabio. Vestía totalmente de negro y portaba una vara. 

- Debo recordar estos ingredientes - se decía en voz alta. 



- ¡Julio! A buenas horas se digna a venir. Le dije que moliera aquellos vegetales y preparase los ingredientes - Se quejó visiblemente enfadado.
- Lo siento, señor.


- Pez, le presento a la Capitana Diana del Fantasía. - El hombre me miró pero en seguida perdió el interés. Fijo su mirada en Brandy y esta resopló - ¿Que ocurre ahora?
- ¡Así no se puede trabajar! Me prometió más especias y me falta mucho material para seguir investigando.
- Hago lo que puedo, ya lo sabe - Aquella conversación ya la habían tenido varias veces.


Yo me desentendí. Me puse a leer aquel libro dorado pero no conseguía entender nada. Pensé en lo que me había dicho Brandy. Resucitar a los muertos, aquello sí que me parecía algo imposible. 

- Hola.


Aquel saludo me sacó de mis pensamientos. Miré hacia el click que me había saludado y quedé petrificada. Sabía que era él, no necesitaba presentaciones. Se trataba de Hércules, no podía ser otro. Las descripciones de Brandy me parecieron ridículas. Era mucho más guapo de lo que me podría haber imaginado. Aunque lo que terminó de dejarme en shock fue su desnudez.


Estaba mojado y desnudo, seguramente acababa de salir del agua. Llevaba una cinta verde en su pelo moreno. Su rostro era masculino, sexy y perfecto. Sus músculos eran fuertes, propios de un Dios del Olimpo. A todos aquellos encantos había que sumarle sus impresionantes atributos...

- ¿No sabe hablar? - Me preguntó ante mi silencio.


- ¡Hércules! Diana, este es Hércules. ¿Has visto? No me digas que no es de tu agrado, querida - Brandy lo miraba con lujuria. - ¡Es enorme y se alegra de verte!
- ¡Brandy! - No sabía hacia dónde debía mirar.
- Hércules, te presento a Diana, Capitana del Fantasía. Estaba deseando conocerte - Cuando pronunció aquellas palabras la quise estrangular. 


- Así que vos sois la famosa y temida Diana.¿Debería estar aterrorizado? - Su profunda voz masculina me erizaba la piel. - Vuestro aspecto no me provoca miedo ni rechazo.
- Pues debería. No me conoce y no sabe de lo que soy capaz. No le haga caso a su Capitana, no estaba deseando conocerle. Debería vestirse, merezco un respeto. - Aunque me sentía presa como un mosquito en la tela de una araña, no quería que notase que me gustaba.
- Disculpe, soy un click salvaje y sin modales.


Se vistió aunque su ropa estaba mojada. Sus músculos se marcaban y aunque seguía siendo algo incómodo, me sentía más relajada.

- He escuchado muchas historias sobre vos - me dijo sonriendo.
- Puede que todas sean ciertas.
- Me la imaginaba cejuda, sin dientes, arrugada y muy gorda. Pensaba que exageraban sobre su belleza...pero no es así.
- No me considero una clack tan bella. 
- No se menosprecie. Siento haberme presentado desnudo...no sabía que teníamos visita. No se preocupe, no volverá a verme desnudo nunca más - Aquellas palabras me produjeron una sensación agridulce. 
- No se preocupe. Brandy le tiene en gran estima - Cambié de conversación inmediatamente.


- Es una gran clack y Capitana. Me gusta y la respeto. ¿Hace mucho que la conoce?
- Así es, hace años. Somos buenas amigas. Mi padre la adoraba - Inesperadamente me entraron ganas de llorar. Recordar a mi padre así, de repente, me produjo una profunda tristeza.
- Siento su pérdida. Era un célebre pirata y sus hazañas se conocerán durante años. No lo llegué a conocer pero habría sido un honor para mi. - Aquellas palabras me emocionaron todavía más.
- Agradezco sus palabras. Fue una gran pérdida para mi...
- Estoy seguro que allá dónde esté, la protege y le observa orgulloso.
- Yo también lo pienso. 


- ¡Maldita sea! ¡Me robas a mi pretendienta! - Gritó Tocador corriendo hacia nosotros.
- ¿Disculpe? ¡Yo no soy la pretendienta de nadie! Vigile esa boca - No estaba dispuesta a consentir que se tomasen esas licencias.
- No seas así, hermano - Le contestó Hércules.
- ¿Hermano?


- ¿No lo sabía? Hércules, Tigre y yo somo hermanos - Me aclaró Tocador.
- ¡¿Me faltan hermanos por conocer?!
- Sí, pero los demás viven lejos o están muertos . Respondió Hércules.
- ¿A que es bella?
- La estás incomodando, hermano - Le reprochó Hércules.
- Así es, y mi paciencia tiene un límite muy peligroso.


- ¡Hermanos! - Tigre apareció y se reunió con sus ellos. - Hércules, ¡cuanto tiempo!
- ¡Tigre! Te daba por muerto.


- ¡Yo no muero, soy inmortal!  Capitana, estos son mis hermanos.
- Lo sé, ya me los han presentado.
- ¿Quién es más guapo? ¿Verdad que soy yo? - Preguntó Tigre.
- ¿Bromeas? ¡Yo soy el más guapo! - Se quejó Tocador.
- Sin duda estáis borrachos. Yo soy el más guapo, está claro - Se echaron a reír bromeando.
- Capitana, ¿que dice usted?
- Que me aburren soberanamente. Ahí se quedan con sus tonterías.



Continuará...