viernes, 26 de diciembre de 2014

Las Navidades 2014 de Sabrina


John sobresaltó a Sabrina mientras estaba acostada. Tenía una gran sorpresa para ella y estaba deseando enseñársela. Llevaba meses preparando hasta el último detalle. Aunque Sabrina lo había encontrado raro los últimos meses, no imaginaba que estuviese tramando algo. Le pidió que se vistiese a toda prisa y se montaron en el coche. Cuando se aproximaron al lugar dónde se encontraba la sorpresa, John le pidió que cerrase los ojos.

Sabrina: John, ¿de que se trata? ¡Si no abro los ojos me caeré!
John: No seas impaciente. No los abras que yo te guío. 



Cuando le dijo que abriese los ojos, Sabrina se encontró frente a una gran casa con el tejado rojo. Su hermana Donna se encontraba junto a John y su perrita Rita.

John y Donna: ¡Sorpresa!
Sabrina: ¿Sorpresa? ¡No entiendo nada!
John: He comprado esta casa para nosotros. Cariño, ¡este es nuestro nuevo hogar!
Sabrina: ¿¡Qué!? ¡Es más grande que el piso de Sus y Diamante! No me gusta que esté tan apartada del centro, pero bueno...
Donna: ¡Sabrina! No tienes remedio...
Sabrina: ¡Me encanta!
John: Espera a ver el interior.


John: Esta es la cocina, ¿que te parece?
Sabrina: ¡Que grande!
Donna: Es enorme. Os entrará mucha luz gracias a estas ventanas.
Sabrina: ¡Oh, John! Estoy tan emocionada, ¡esto es un sueño!


John: Mira, aquí podrás cocinar mientras contemplas el paisaje.
Sabrina: Para el carro, guapo. Ya sabes que a mi no me gusta cocinar...en todo caso tú, que eres un manitas en la cocina.
Donna: Hermana, no es tan difícil si le pones empeño.
Sabrina: Bueno, algún huevo frito quizás...
John: Mmm, se me hace la boca agua.


John: Este es el comedor, ¿que te parece?
Sabrina: Está bien, no le falta de nada.
Donna: Que envidia, mi casa es tan pequeñita...


Sabrina: ¿Y esta birria de tele?
John: El presupuesto no me daba para más...por el momento tendremos que apañarnos con esta.
Sabrina: Pues es vieja y fea...y mira que mal se ve...
John: Lo sé...
Donna: ¡Que más da la televisión! Con esta naturaleza que os rodea y estando juntos, ¿quién necesita televisión?
Sabrina: Pues yo. No me quiero perder Click Sálvame y la telenovela Amores revueltos, que no me pierdo ni un capítulo.Donna, dile a tu perra que se baje del sofá que lo llena de pelos.
Donna: Uy, perdona...
John: No pasa nada, mujer. Si Rita es adorable.


Sabrina: ¡Oh, que cómodo se está aquí!
John: Ya sé que a ti no te gusta leer, pero aquí podremos descansar contemplando el paisaje que nos rodea. Siempre que venga de trabajar me tumbaré en esta tumbona tan cómoda y leeré mis libros preferidos.
Sabrina: De eso nada, esta tumbona es para mi. Desde aquí podré usar mi portátil y dormir la siesta.
John: Bueno, la compartiremos.


Donna: Si John viene cansado de trabajar lo normal es que se tumbe él y no tú, que de lo único que estarás cansada es de ver la tele...
Sabrina: Calla, envidiosa. Por cierto, que tu perra no se vaya a mear por la casa que me da mucho asco...
Donna: Se llama Rita, y tranquila que no lo hará.
John: Vamos a ver la parte de arriba.


John: Esta es nuestra alcoba, ¿te gusta?

Los dos se tumbaron sobre la cómoda cama. Rita miraba a Sabrina esperando que la dejase subir pero ella la miraba con desafío. Donna se asomó por el balcón para admirar el paisaje.

John: ¿Y bien?
Sabrina: ¡Es perfecta! Habría elegido otros muebles...estos están un poco pasados de moda, pero bueno...
John: Que momentos tan excitantes vamos a pasar en esta alcoba...¿verdad, cariño?
Sabrina: Sí, en cuanto se marche mi hermana la estrenamos por todo lo alto.
Donna: Vale, vale...no quiero saber más detalles de vuestra vida íntima...


John: Por último el cuarto de baño. Pensé que en tonos verdes como el dormitorio quedaría elegante, ¿te gusta?
Sabrina: No está mal...aunque el cuarto de baño de Sus y Diamante es más bonito.
Donna: ¿Quieres dejar de pensar en ellos y centrarte en vosotros? ¡A mi me encanta! John, que buen gusto tienes.
Sabrina: ¡Eh, que a mi también me gusta! 
John: ¿Lo dices en serio?
Sabrina: Pues claro, cariño. Pero en cuanto podamos, nos compramos uno como el de ellos.


Salieron al exterior por una puerta en la cocina que daba a una pequeña terraza con jardín. John había instalado una canasta de baloncesto, una hamaca y un armario para guardar herramientas y todo tipo de objetos.

John: Ya sabes que me gusta mucho el baloncesto, así que he instalado esta canasta.Podremos jugar juntos y practicar deporte.
Sabrina: Yo prefiero tumbarme en la hamaca y verte jugar.
Donna: ¡Rita! No hagas pipí ahí que Sabrina nos mata.


John se fue a preparar limonada y las hermanas se sentaron en el sofá para charlar.

Donna: ¿Estás contenta?
Sabrina: Muchísimo, estoy que no me lo creo.
Donna: Eres afortunada. Has encontrado a un hombre bueno y guapo que te quiere mucho.
Sabrina: Lo sé, John es un cielo.
Donna: Y esta casa es tan bonita...que suerte tienes. Aunque todavía no han terminado las buenas noticias.
Sabrina: ¿No?
Donna: Tengo otra sorpresa para ti. He hablado con una amiga que trabaja en el centro comercial de Clisandia y le he pedido trabajo para ti.
Sabrina: Bah, no te preocupes...la cosa está muy mal y...
Donna: ¡Me ha dicho que sí! Tienes un puesto de trabajo en el centro comercial.
Sabrina: Bien...aunque odio hacer de cajera, que la última vez...
Donna: No te preocupes, es más fácil. Se trata de envolver regalos de Navidad. Es un ambiente tranquilo con buenos compañeros y está muy bien pagado. Es un trabajo temporal de tres semanas pero ya te digo que pagan muy bien.
Sabrina: Envolver regalos...yo no sé. 
Donna: Aprenderás, es muy fácil. ¿Estás contenta? 
Sabrina: Mucho....(¡Que pesada! Con lo a gusto que estaba y se tiene que meter en mi vida, ¡que yo no tengo ganas de ir a trabajar!).


Después de los acontecimientos sucedidos en esta historia del blog de Duclack...

Sabrina estaba enfadada por todo y con todos. Lo había pasado realmente mal en el centro comercial aguantando la presión de tanta gente.

Sabrina: ¡Lo he pasado muy mal, John! Toda esa gente se me abalanzaba como si fuesen zombies, me querían devorar. Todos deseosos de que les envolviese sus regalos y lo querían inmediatamente, ¡sólo tengo dos manos! El primo de Mary me miraba con una sonrisa  burlona de satisfacción en la cara, ¡no lo soportaba!
John: Ya pasó, cariño.
Sabrina: Encima he visto a Sus y Diamante...¡se recochineaban en mi cara!
John: No les hagas caso, quieren hacerte sentir mal...
Sabrina: Tú no los conoces...van de familia feliz con sus dos niños, que para colmo son la parejita, ¡no es justo! ¡Ah! Y lo más fuerte, Fatumata está embarazada también, ¡¡todas se quedan embarazadas!!
John: No veo el problema, Sabrina.
Sabrina: Pues...que yo también quiero ser madre.


John: ¿Quieres tener un hiño?
Sabrina: Sí...¿es que a ti no te hace ilusión? ¿No soy la clack que quieres como madre de tus hijos?
John: Sabrina...pues claro que quiero que seas la madre de mis hijos, pero eso sería precipitarse. 
Sabrina: Casémonos y tengamos hijos, John.
John: Amor, yo no creo en el matrimonio. Unos papeles no nos unirán más. 
Sabrina: Eso es que no me quieres lo suficiente...


John: ¿Cómo puedes decir eso? Sabes que te amo, Sabrina. No creo en el matrimonio y no me apetece traer niños a este mundo cruel...pero eso no significa que no te ame con toda mi alma. 
Sabrina: Pero yo me quiero casar por todo lo alto y tener dos hijos, una parejita. Ser la envidia de todos y que la petarda de Sus se tire de los pelos cuando vea que todo me sale mejor que a ella.
John: Vamos, entremos en casa que hace frío. Te prepararé la cena y a la cama, que hoy has tenido un día muy duro. Ya hablaremos sobre estos temas con más calma.
Sabrina: Vale...(Te casarás conmigo y me darás hijos, lo juro por lo más sagrado)


Cloti: ¡Yiujuuu! ¡John!
John: ¡Madre!
Sabrina: ¡Oh no!
Cloti: Hijo mío, que ganas tenía de verte, ¡a mis brazos!
Sabrina: ¡¿Que leches hace aquí?!
John: Madre, que guapa estás. ¿Vienes a pasar las fiestas con nosotros?
Cloti: ¡Por supuesto! ¿Que son las Navidades si no se pasan en familia?


Sabrina: ¡Oh no! No soporto a esta bruja, ¡no la soporto!
John: Van a ser las mejores Navidades de mi vida. Mi novia y mi madre juntas. Pero, ¿y papá?
Cloti: Trabajando. Ya sabes que el trabajo es lo primero par a él...¿De que va vestida Juanita?
John: Se llama Sabrina y lo sabes, madre.


Cloti: Lo siento, es que confundo Juanita con Sabrina. Vaya, ¿vas disfrazada de Guarra Noel? ¡Te viene ni que pintado!
Sabrina: Sin embargo usted sigue vistiendo con la misma ropa de siempre, ¿de los años ochenta? Lo sé, cuando una de es de pueblo, pero de pueblo interior perdido, es difícil cambiar de costumbres. ¿No se iba con la Inserso de viaje?
Cloti: No, Juanita.Yo soy muy joven para ir con abuelos. 


Al día siguiente estaban preparando la cena de nochebuena. Cloti preparaba fideuá y Sabrina galletitas navideñas. John estaba colocando la mesa. Cloti había invitado a la compañera de trabajo de John, Rose. La adoraba y consideraba que ella era la clack ideal para su hijo. Sabrina invitó a su hermana Donna para escudarse en ella cuando su suegra la atacase con frases y preguntas lapidarias.


John: Huele que alimenta, madre.
Cloti: La receta de la abuela, que Dios la tenga en su gloria. Por cierto Juanita, ¿sabes preparar alguna receta familiar?
John: Sabrina, madre...
Sabrina: Pues claro...lo que pasa es que los ingredientes son muy complicados de conseguir.


Sabrina: (No soporto a esta bruja...¡Piensa pasar aquí todas las fiestas! Me tengo que librar de ella como sea...y de la petarda de Rose. Esa mujer no me traga y quiere conseguir a mi John...ahora que lo pienso, es un poco yo. Yo hacía lo mismo antes de encontrar a John...)


Cloti: ¡¿Pero en que estás pensando?! ¡Oh, mira lo que has hecho con las galletas!
Sabrina: Yo...
Cloti: No era tan difícil, ¡sólo tenías que espolvorear el azúcar glas por encima! Las has destrozado, menudas manazas tienes.
John: Madre, no seas tan dura con ella. 
Sabrina: No estaban bien hechas y por eso se han agrietado.
Cloti: ¿Insinúas que soy mala cocinera?
Sabrina: No lo insinúo, lo afirmo.


John: Bah chicas, dejad de discutir. Madre, vamos a ver el discurso del Rey en la tele. Cariño, ¿vienes?
Sabrina: No, voy a intentar solucionar lo de las galletas.


Llamaron al timbre y Sabrina abrió la puerta. Era la agente de policía Rose vestida de paisano. Llevaba un gorro de Papa Noel y una cajita rosa de regalo.

Rose: ¡Feliz Navidad!
Sabrina: Ah, eres tú...
Rose: Sí...¿dónde está John?
Sabrina: Pasa, está con la bruja, ay, digo...su madre.


Cuando Cloti vio a Rose entrar, se puso a saltar y gritar de alegría. Sabrina las miraba cada vez más enfurecida. Las odiaba a muerte.

Cloti: ¡Pero mírate, Rose! ¡Estás guapísima, niña! 
Rose: Usted que me mira con buenos ojos. Para guapa usted, que cada día está más joven.
Sabrina: Me dan ganas de vomitar, ¡cuanto peloteo!
Rose: John, esto es para ti.
John: ¿Para mí? ¡No tendrías que haberte molestado, Rose!
Sabrina: Para ella, a mi ni me menciona...


John: ¡Una botella de champagne gran reserva Reina Circe de Clisandia! Es muy cara, Rose...muchas gracias.
Rose: Con todo mi corazón para el mejor compañero que se puede tener.
John: Conseguirás emocionarme. Muchas gracias.

Rose le plantó un beso en la cara a John y a Sabrina empezó a hervirle la sangre.


Cloti: Juanita, ve y trae algo de beber para hacer un brindis. Venga, date prisa bonita que pareces un pino ahí plantada.
Sabrina: Tranquilita, abuela. Que aires de grandeza que se trae.
Cloti: No seas impertinente. 


Sabrina no estaba dispuesta a soportar aquella cena en compañía de esas dos clacks a las que aborrecía. Una idea perversa se le pasó por la cabeza y decidió ponerse en acción. Llenó las copas de vino y en una de ellas añadió laxante para Rose. En otra de ellas añadió gran cantidad de somníferos para Cloti. En la de John añadió un fuerte afrodisíaco.

Sabrina: ¿Queréis jugar? Pues juguemos. No sabéis con quién os estáis metiendo. 



Sabrina: Aquí tenéis, vuestras copas. Esta es para usted y esta para ti, Rose.
Rose: Gracias.
Sabrina: Brindo por esta noche.Estoy segura que será una noche inolvidable para todos.
John: Brindo por ello. También por las tres mujeres más importantes de mi vida. ¡Feliz Navidad!
Cloti: Mi niño es un encanto, ¿verdad, Rose?
Rose: Lo es. John es el mejor.
Sabrina: Sí, es el mejor novio que se pueda tener. Mi novio, mi querido novio John.
John: Vale ya que me pondréis colorado. Rose, te tengo que enseñar la casa.
Rose: Es cierto, que solo he visto la primera planta.
Sabrina: El cuarto de baño es precioso, ya verás...
Rose: ¡Estoy deseando verlo!
Sabrina: (Tranquila, si te hartarás de verlo....¡Jajajajaja!)


Mientras Cloti terminaba la cena, los tres se sentaron a la mesa. John y Rose muy juntos, demasiado a juicio de Sabrina.

John: ¿No te echarán tus padres y hermanos de menos?
Rose: Sí, aunque pasaré con ellos la nochevieja para compensar. Es que viven tan lejos...
John: ¿Dejaste los archivos del caso Pinhead en la mesa del Capitán?
Rose: Sí, esta misma tarde. Por cierto, ¿a que no sabes la última del caso de la mujer granjera?
John: ¿La mujer que asesinaba a personas en Hábù?
Rose: Ese mismo. Por lo visto no es una mujer, ¡es un hombre! 
John: ¿Un hombre?
Rose: Se descubrió el engaño cuando la registraron. Se llama Palmiro y se escapó hace años de un psiquiátrico. Por cierto, tenemos que pasarnos por la casa de la señorita Summers. 
John: Ese caso me está volviendo loco.

Sabrina los escuchaba hablar y tenía ganas de lanzarse sobre Rose y tirarle del pelo. Tenían mucha complicidad y temas de los que conversar. 

Sabrina: (Parezco un fantasma, ¡nadie me hace caso!)


Rose:¡Au!
¡Grlrlrlrglrglrglrglrglrlgrl!

Rose se levantó de la mesa con fuertes retortijones. Sabrina la miraba satisfecha.

Sabrina: (Comienza el espectáculo.) 
John: ¿Que te ocurre? ¿Estás bien?
Rose: Tengo que ir al cuarto de baño, tengo retortijones...
¡Grlrlrlrglrglrglrglrglrlgrl!
Sabrina: Rose, parece que vas a explotar...
¡Grlrlrlrglrglrglrglrglrlgrlrlrlrglrglrglrglrglrlgrl!
Rose: ¡Ahhhh!



Rose: ¡Con vuestro permiso!
¡Grlrlrlrglrglrglrglrglrlgrl! ¡Prrrrrr!
John: ¡Rose! ¿Estás bien?
¡Prrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrrr!
Sabrina: ¡Corre que se te escapa!
Rose: ¡Ahhhh!
John: Rose...¿le habrá sentado algo mal?
Sabrina: Seguramente...pobrecita...que se te escapen gases con gente delante debe ser muy embarazoso...


Cloti tenía los ojos medio cerrados y se tambaleaba. John la miró sorprendido y Sabrina divertida.

John: Madre, ¿te ocurre algo?
Cloti: Estoy muy cansada, hijo. Necesito tumbarme a descansar un poquito. Que sueño tengo...
John: Pero, ¿y la cena?
Cloti: Antes dormiré...u-n po-co, l-o ne-ce-si...


Cayó desplomada en el sofá y al momento se puso a roncar totalmente dormida.

Cloti: ¡Rrrrrrrrrrr, Zzzzzzzzzzzzzzzzz!
Sabrina: ¡Que ronquidos, parece una locomotora!
John: Debe estar muy cansada...
Sabrina: Que descanse, le vendrá bien. Le metemos la cena en un tapper y que se lo caliente en el microondas cuando se despierte, y si no ya para mañana para desayunar.
Cloti: ¡RRRRRRRRRRRRRRRRRR, ZZZZZZZZZZZZZZZZZZZ!
Sabrina: Menos mal que no tenemos vecinos, pensarían que tenemos un oso como mascota...


Mientras tanto, Rose no podía levantarse de la taza del water. Estaba avergonzada, nunca le había pasado nada igual en su vida. Esa ventosidad que se le había escapado delante de John y su madre la estaba atormentando.

Rose: ¡Ayyy! ¡¿Pero que me pasa?!
PRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR
Rose: ¡Ay, mi estómago! Por favor, no quiero que me escuchen...

Se le ocurrió poner la música del móvil para que no la escuchasen pero se lo había dejado sobre la mesa.

PRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR
Rose: ¡Que vergüenza! ¡Ay, que doloooor! ¡Tengo que irme a casa inmediatamente! 


Salió corriendo a toda prisa hasta la puerta de salida. 

Sabrina: Menudo concierto nos estás dando, guapa...
Rose: ¡Lo siento, me voy!
John: ¡Rose! ¿A dónde vas? 
Rose: Lo siento, no me encuentro bien. 
PRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR
Sabrina: ¡Puffff! Será mejor que te marches...
John: ¡Te acompaño!
Rose: ¡NO! Prefiero irme sola, ¡lo siento, John!
John: No te preocupes...que te recuperes...
PRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRRR


Sabrina salió a la puerta para ver a Rose correr como alma que lleva el diablo.

Sabrina: ¡Gracias por la botella de champagne, me la beberé a tu salud!
PRRRRRRRRRRRRRRRRRR
Donna: ¡Sabrina! Uy, ¿que le pasa a Rose?


Sabrina: Se encuentra indispuesta...que leches, que se va patas abajo...
Donna: Ay, pobrecita...Mira, traigo dulces navideños.
Sabrina: Hermana...será mejor que te marches, John también se encuentra mal y no estamos para cenas.
Donna: ¿¡Qué!? Pero he preparado estos dulces y es nochebuena.
Sabrina: Lo siento...
Donna: Estoy sola y no tengo con quién pasar esta noche tan especial...
Sabrina: No seas tan melodramática, ¡tienes a tu perrita, Rita! Seguro que a ella le encantan tus dulces. Feliz Navidad, hermanita.
Donna: Pero...Bueno, que se recupere John.
Sabrina: Gracias, ¡nos vemos!



Donna: Pues menuda nochebuena voy a pasar yo sola...Rita está en casa de su amiguita, la perrita Catty. Que desgraciada soy...no tengo suerte con nada...¡Pues me voy a poner las botas comiendo dulces!


John: ¿Era Donna?
Sabrina: Nada, que dice que no puede quedarse. Creo que tiene un noviete...
John: ¿En serio? Eso es fabuloso.
Sabrina: Mi amor...


John: ¿No te encontrarás mal tú también?
Sabrina: No es eso...es que me gustaría subir al cuarto y divertirme contigo...¿No te apetece?
John: Sabrina...la verdad es que me apetece, y mucho.
Sabrina: Un momento.


Fue hasta la botella de champagne que le había regalado Rose a John y la cogió. Miró a su suegra con diversión.

Sabrina: Dulces sueños, bruja. 

Agarró a John de la mano y subieron como dos adolescentes al dormitorio. 



Sabrina: Prueba el champagne, está buenísimo.
John: ¡Está delicioso! 
Sabrina: ¿Te gusta?


John se quitó la camiseta con tal desesperación que la rompió. Dejó al descubierto sus fuertes músculos que tanto gustaban a Sabrina.

John: Me vuelves loco, Sabrina.
Sabrina: No me cansaré nunca de mirarte. Ven, quiero sentirte cerca de mi. 

De esa forma, Sabrina consiguió deshacerse de su suegra y Rose y disfrutar de una noche de desenfreno con John. De vez en cuando bajaban a por comida y luego seguían con la diversión. John estaba descontrolado y eso era lo que quería Sabrina. Era una fantástica ocasión para intentar atrapar a John para siempre. Si se quedaba embarazada no tendría más remedio que casarse con ella. Estaba dispuesta a cualquier cosa con tal de hacer realidad sus sueños y demostrar que su vida era mucho mejor que la de Sus, Duclack, Fatumata y todas las chicas del grupo.



FIN