miércoles, 28 de mayo de 2014

Sed de sangre: Capítulo 09 - También hay clicks buenos

Era su momento preferido del día. Allí sentada frente al televisor. Después de una dura jornada de trabajo necesitaba un momento de relax. Veía su serie preferida mientras se tomaba su click cao con dulces. Sentía pinchazos en las piernas y la espalda debido al esfuerzo en el trabajo. Su jefe, un machista explotador le intentaba seducir prácticamente todos los días, pero ella tenía las cosas muy claras. Con el dinero que tenía ahorrado, montaría su propia empresa de cosméticos. Por fin terminaron los eternos anuncios publicitarios. Habían interrumpido la serie en la parte más interesante. 

"Deja a tu marido y vente conmigo" "oh, no me tienes por favor"

Aquel capítulo de su serie favorita estaba muy emocionante. La protagonista estaba casada pero se había enamorado de otro hombre. Aunque le parecía un hombre muy guapo, veía mal que abandonase a su marido. Dio otro sorbo de click cao y mordió una de las pastas de vainilla.  Estaba ya oscuro y en aquel tranquilo barrio nunca sucedía nada. El cansancio y el sueño se estaban apoderando de ella, pero luchaba por permanecer despierta. Sentada en su cómodo sofá  junto al portal que daba al jardín, el silencio del vecindario le regalaba la tranquilidad que tanto deseaba. 


Una oscura figura se deslizaba sin ser vista en los exteriores de su vivienda. Oculta entre las sombras, se acercaba sigilosamente hacia su casa. Su desgarradora sed le quemaba por dentro. Aquella era una gran oportunidad. Una presa fácil. Una mujer sola y nadie cerca que la pudiese socorrer. El aroma de su dulce sangre llegaba hasta su paladar. Escuchaba los latidos de su corazón como si hubiese pegado la oreja en su pecho. Se relamía sediento. 


Se aproximó a la puerta que daba al jardín y observó a la mujer. Una chica rubia que gozaba de buena salud. Parecía estar cansada y muy distraída con el televisor, aunque luchaba por mantener los ojos abiertos. 


Con el poder de su mente abrió la puerta de par en par y el frío viento entró en la casa. Carlota se incorporó del sofá sobresaltada. Temblaba a causa del miedo y el frío que entraba en la estancia. Allí no había nadie, así que imaginó que había sido el viento. Aunque no parecía hacer demasiado.

Carlota: ¿Hola?

Se acercó poco a poco y miró fuera asustada. Allí no había nadie. Podía escuchar el lejano ladrido de un perro y el suave viento meciendo los árboles. 


La sombra de un ser despiadado y cruel se aproximaba a Carlota. Ella miraba al exterior ignorando que el verdadero peligro ya estaba en el interior de su casa. 

Carlota: Que extraño...¡que frío! Será mejor que cierre...


Nikolai: Deja la puerta abierta, que entre el fresco de la noche.

Carlota dio media vuelta completamente aterrada. Cuando vio quién había pronunciado aquellas palabras, el pánico se adueñó de ella. Vio en sus ojos la maldad más absoluta, la mirada de la muerte. No supo reaccionar. Quería salir corriendo, huir y pedir ayuda, pero no podía. Su cuerpo se había relajado y sentía ganas de abrazar a ese ser y seguir todas sus instrucciones. Sentía que toda su vida había sido una falsa, que la verdadera razón de su existencia era alimentar a aquel ser con su sangre y morir en sus brazos. La idea la entusiasmó de tal modo que le entraron ganas de llorar.

Carlota: Deseo que bebas de mi sangre y tomes mi vida. Te pertenezco.
Nikolai: Túmbate, tengo sed. 


Carlota se tumbó encantada, deseando que aquel vampiro le clavase los colmillos y le arrebatase la vida. En realidad la había hipnotizado y estaba a su merced. Carlota habría huido y luchado por su vida si no hubiese sido hipnotizada. El vampiro le mordió en el cuello sin ninguna sutileza. Le desgarró el cuello y se bebió su sangre sediento, sin la menor consideración. Carlota se agitó nerviosa y pulsó el mando de la televisión sin querer. Subió el volumen al máximo.

Jedrek: Aquí la muestra de que los vampiros existen. Señoras y señores...¡Una vampiresa!


No veía nunca la televisión y por norma general, nunca sentía interés por nada de lo que emitían. En este caso, no pudo evitar interesarse. Se giró para observar de que trababa aquel programa. Sabía muy bien cuales eran las normas, nunca debían saber de su existencia. Siempre había deseado iniciar una guerra contra los humanos. Estaba convencido que saldrían victoriosos. Si aquel programa destapaba la existencia de un vampiro, se iniciaría una batalla por la supervivencia y tenía muy claro que él participaría de forma activa. Cuando descubrió el engaño, la ira se adueñó de su razón.

Belén Clicksteban: ¡Que alguien me saque de aquí! ¡Socorro!
Jedrek: Perdonen, esto es solo una pequeña broma...

Nikolai: ¡Malditos humanos! Se ríen de nosotros. Toman nuestra existencia como algo con lo que bromear y nos desprecian. Creo que ya sé quienes serán mis próximas presas.


En la comisaría Pinhead y Fune habían sido encarcelados esperando el momento de declarar ante el juez. Aquella diminuta celda no era más que la antesala a lo que vivirían los próximos años. Viviría entre rejas privados de su libertad si no conseguían convencer al juez que todo se trataba de un error. Encontrar una justificación a todos sus delitos no sería tarea fácil. John y Rose se acercaron hasta ellos.

Pinhead: Pronto volveremos a ser libres. No lo flipes, ¿vale?
Rose: Que ignorantes sois. John a pedido que os dejen juntos en la misma celda, mal agradecidos. Si por mi fuese, os pondría bien separaditos.
Fune: Gracias, colega...
John: No disfruto con el dolor ajeno. Eso sí, soy un hombre de ley y quiero que paguéis por todos vuestros delitos. Pinhead, incluso robaste a tus padres...


Pinhead: ¡Tú que sabrás! Ellos no me querían ayudar y necesitábamos pasta, ¿vale? Claro, un niño mimado y con dinero como tú que se lo han dado todo...
John: No te equivoques. He luchado mucho para ser lo que soy, nadie me a regalado nada. Yo seguí el camino difícil y tú el fácil.
Pinhead: ¡Que te zurzan! 


Fune se dirigió a Rose en voz baja. Deseaba ayudar a Sinéad, y pensó que quién mejor que una mujer policía.

Fune: Te tengo que pedir un favor...
Rose: ¿Un favor? ¿Desde cuando somos amigas?
Fune: Es importante, tía. Se trata de la vida de alguien.
Rose: Te escucho.
Fune: Esos pijos, Jedrek y Martyna, le van a fastidiar la vida a una chica.
Rose: ¿Los presentadores?
Fune: Sí, es una vampiresa. La han raptado y esta noche la exhibirán como si fuese un bicho raro sin derecho a nada. Debéis impedirlo.
Rose: Por un momento te he tomado en serio...No comprendo que seas así, a pesar de tu situación te burlas de la ley.
Fune: ¡No me burlo! Es verdad, tienes que ayudarla. La tratarán como un bicho raro por ser un vampiro.
Rose: ¡Basta! No permitiré que te burles de mi. Yo no soy tan comprensiva como mi compañero.


John: ¿Que ocurre?
Fune: ¡Tu compañera no me cree!
Rose: Tiene ganas de burlarse de nosotros, John. Mi paciencia tiene un límite.
Fune: ¡Tenéis que ayudar a esa vampiresa!
John: Si sigues con esa, os separaré. No nos toméis por tontos.
Pinhead: Dice la verdad, madero. 
John: Vamos, Rose. Nos merecemos un descanso. Estoy cansado de escuchar tonterías. 


Cuando se fueron, Fune se sentó sobre la dura cama de la celda y Pinhead apretaba los puños furioso.

Fune: No nos han creído...
Pinhead: Ya no podemos hacer nada por la vampiresa, lo siento nena.
Fune: Odio a la pasma, odio a los presentadores de televisión, ¡lo odio todo!
Pinhead: Tenemos que encontrar un buen abogado...
Fune: ¿Con que pasta?
Pinhead: Llamaré a mis viejos...
Fune: ¿Tus viejos? No creo que nos quieran ayudar después de haberles robado...
Pinhead: Lo tengo que intentar. A lo mejor mi madre me perdona...
Fune: Lo veo crudo. Nos tendremos que conformar con un abogado de oficio. 


Lejos de allí...

Después de liberar a Sinéad de los humanos, de dirigieron al castillo. Leonard estaba feliz por la recuperación de su hija pero al mismo tiempo muy disgustado y enfadado con la humanidad. Estaba cansado de ver sufrir a los seres que amaba a causa de la maldad de los humanos. Al llegar, Scarlya y Stella los recibieron felices. Todos celebraban que Sinéad estuviese de vuelta. Scarlya se acercó hasta Leonard y le comunicó que habían atrapado a una humana merodeando por el castillo. Aquello terminó con la poca paciencia que tenía y se fue enfurecido hasta la estancia dónde la tenían retenida. Cuando Leonard abrió la puerta, se encontró con Duclack. Había agarrado un candelabro dispuesta a defenderse.

Leonard: ¡Estoy cansado de vuestros ataques! Solo deseamos vivir en paz, ¿es mucho pedir?
Duclack: Deja que me marche. No soy ninguna amenaza...
Leonard: Ya no puedo creer vuestras palabras. Mentís más que respiráis. Os merecéis la muerte.
Duclack: ¡En ese caso lucharé! No dejaré que me mate sin más.


Leonard agarró el candelabro y se lo quitó sin esfuerzo. Luego la empujó y cayó al suelo sorprendida. En ese momento supo que no podría hacer nada contra aquel vampiro. Era invencible para un click.

Duclack: Yo no le he hecho nada...
Leonard: Tiráis la piedra y ocultáis la mano. ¡Todos los humanos sois iguales!


Sinéad: ¡Basta!

Sineád y Eros irrumpieron en la estancia. Leonard la miró extrañado y preocupado. Le había ordenado permanecer acostada.

Leonard: Hija, deberías estar acostada. 
Sinéad: Padre, deja en paz a mi amiga.
Leonard: ¿Esta humana es tu amiga? Hija, ¿todavía no has aprendido la lección?
Sinéad: Créeme, la he aprendido. Sé que hay humanos malvados, dispuestos a destruirnos, pero también los hay buenos. Duclack es una de ellos. Es una gran amiga.
Leonard: No son de fiar y lo sabes.


Sinéad: Agradezco que me hayas salvado una vez más y no te equivocas, muchos no son de fiar, pero siempre hay excepciones. ¿A caso todos los vampiros somos malos? Tampoco somos todos buenos, al igual que sucede con los humanos. Leonard, Duclack ha sido una gran amiga que me acepta tal y como soy...
Leonard: Sinéad...
Sinéad: He encontrado unos maravillosos amigos con los que compartir experiencias. No pienso renunciar a ellos.


Se colocó frente a su padre protegiendo a su amiga. Ante el alboroto acudieron Stella y Scarlya. 

Leonard: ¿Tan importante es para ti?
Sinéad: Es mi amiga y no quiero que le hagas daño. Leonard, no debemos ser radicales. Duclack es buena, te lo aseguro. Confía en mi.


Leonard: Hija, no quiero que sufras más. Me preocupo por ti, eso es todo.
Sinéad: Ahora sufro por tu causa. Quieres herir a mi amiga. Wen me guardó el secreto y estoy segura que Duclack hará lo mismo.
Leonard: Yo...


Eros se colocó junto a Sinéad protegiendo a Duclack.

Eros: Sabes bien que a pesar de rodearme de ellos nunca he querido tener amigos humanos. Hasta hace poco solo los miraba como ganado, importantes para mi supervivencia. Eso cambió hace unos meses. He conocido a un grupo de clicks que han cambiado mi forma de ver las cosas. Duclack es para mi una compañera, una amiga de verdad. Hace poco, en una concentración motera asistieron varios vampiros a los que desprecio. Temía por la vida de Duclack y me la llevé a toda prisa de aquel peligroso lugar. Sentí una sensación de angustia, de miedo a que la hiriesen o la matasen. Es la primera vez que me ocurría algo así con un  humano. Leonard, las cosas cambian y deberías aceptar que hay clicks de los que te puedes fiar.


Stella hizo lo mismo que Eros. Se colocó frente a Leonard desafiante.

Stella: No es bueno que el odio y el rencor sean los que dirijan nuestros actos. Leonard, debes recapacitar. Tenemos que adaptarnos a los nuevos tiempos. No he visto en los ojos de esta mortal ningún mal, al contrario, transmite pureza. No me gusta llevarte la contraria, rara vez no estoy de acuerdo con tus decisiones, pero esta vez no puedo apoyarte. Vamos, es el momento de ver a los humanos desde otra perspectiva.


Leonard miró a Scarlya, su pareja sentimental. Solo quedaba ella por pronunciarse y esperaba recibir un apoyo incondicional por su parte.

Leonard: ¿Que opinas, Scarlya?
Scarlya: Que estoy agotada de permanecer oculta en castillos alejados de la civilización. No quiero decir con esto que no adore vivir en este castillo y rodeada de naturaleza, pero deseo experimentar otras cosas. Envidio a Sinéad y Eros. Ellos se arriesgan, pero viven todo tipo de experiencias. Conocen humanos buenos que se convierten en grandes amigos y otros que intentan matarlos, pero la vida es arriesgar. No creo que sea necesario acabar con la vida de esta humana. ¿No es suficiente la palabra de Sinéad para confiar en ella? Eros y Stella apoyan su decisión, ¿tampoco son válidas sus opiniones? Entonces, supongo que valorarás lo que yo opine...Amor, vivamos el presente. Dejemos atrás las malas experiencias. No culpemos a todos los humanos por los errores de unos pocos. 


Leonard: Duclack.
Duclack:...
Leonard: Espero que puedas perdonarme. No podría relatarte las nefastas experiencias que he sufrido durante toda mi existencia a causa de los humanos. Destruyeron mi confianza en vosotros y ahora veo amenazas en todas partes. Si mi familia te acepta y respeta, yo haré lo mismo.
Duclack: Gracias...
Leonard: No te desasosiegues, comprendo que desconfíes y me temas. Te demostraré que no tienes nada que temer. 
Duclack: Soy amiga de Eros y Sinéad y jamás haría nada que les perjudicase o les pusiese en peligro. No se preocupe, su secreto está a salvo conmigo.



Stella: ¡Una amiga humana! Esto me parecía algo inconcebible. Duclack, espero que podamos ser grandes amigas.
Duclack: Yo también lo espero.
Eros: Duclack, tenemos muchas cosas que explicarte.
Duclack: Estaré encantada de escucharos. 


Sinéad: Duclack, siento lo ocurrido. ¿Te encuentras bien?
Duclack: Estoy bien, solo nerviosa...llegué a temer por mi vida.
Sinéad: Disculpa a Leonard. Los humanos nos han hecho mucho daño y solo quería protegernos. 
Duclack: Lo comprendo. Sinéad, ¿dónde estabas? Estábamos preocupados por ti...por eso estoy aquí. Seguí a Eros pensando que él tenía algo que ver con tu desaparición...
Eros: ¿Yo?
Duclack: Lo siento. Es que tu comportamiento me parecía sospechoso...pero algo en mi interior me advertía que me equivocaba.
Sinéad: Eros sería incapaz de hacerme daño, pero comprendo que dudaras de él. He pasado un infierno, Duclack. Ven, te contaré lo ocurrido. 
Duclack: Todavía estoy en shock, ¡existen los vampiros!


En la mansión de Wen y Sus...

Salir a pescar con Diamante le animó un poco. La brisa fresca del océano le había calmado la ansiedad. Diamante siempre le hacía reír con sus locuras. Le contó historias sobre sus aventuras, sabiendo que siempre exageraba un poquito sus momentos de gloria. A pesar de todo, al regresar a casa la angustia se volvió a adueñar de él. Se sentía responsable de Sinéad. Había querido protegerla y fracasó. Pensaba que nunca más volvería a verla. Además de estar preocupado por Sinéad, también lo estaba por Duclack. Nadie sabía dónde estaba. Aunque Diamante decía que su capitana estaría bien, Wen no estaba tan convencido. Miraba el fuego de la chimenea fijamente. Alguien entró en la mansión.

Sus: ¿Wen?


Wen: Hola Sus.
Sus: Me ha dicho Diamante que os lo habéis pasado muy bien. Un día me iré con vosotros. ¿Cómo estás?
Wen: Bueno...
Sus: Debes animarte, por favor.


Sus se sentó a su lado. Agradeció el calor del fuego ya que en la calle hacía frío. 

Wen: Hermana, estoy seguro que se la han llevado. Está en peligro y no puedo hacer nada...por si eso fuese poco, ahora Duclack desaparece.
Sus: No debemos perder la calma, Wen. Confío en Duclack y seguro que pronto dará señales de vida. En cuanto a Sinéad no debes perder la esperanza.
Wen: Las dos son muy importantes para mi. Sabes lo mucho que quiero a Duclack.
Sus: Y yo también la quiero. Es más que una amiga para mi, es una hermana. ¿Crees que no me preocupo? No puedo dejar de mirar el móvil y de llamar a ver si responde. Si le sucediese algo...no podría soportarlo. Aún así, no quiero ser negativa. Conozco a Duclack y no es una clack corriente. Es valiente e inteligente.
Wen: Lo sé, no hay dos como ella. Sinéad es distinta...aunque es una...quiero decir, una mujer maravillosa, es delicada y frágil. Temo mucho por ella...
Sus: Flaco favor le haces si te hundes. No hace mucho que la conozco, pero ya la considero una amiga. Me siento reflejada en ella. Las dos somos tímidas y nos cuesta relacionarnos. Es delicada con la comida como yo y le gusta la paz y la tranquilidad. También estoy preocupada por ella.  Wen, ¿hay algo que debería saber?


Wen: ¿A que te refieres?
Sus: He notado el distanciamiento entre tú y Estrella. Esta desesperación por la desaparición de Sinéad...me hace sospechar que sientes algo por ella.
Wen: Es especial para mi...no puedo negarte que he pasado un tiempo confundido sin saber a quién amaba.
Sus: Wen, debes aclararte.

Sinéad los observaba desde la entrada. No quería interrumpir aquella conversación ya que le interesaba saber que sentía Wen, pero al final reunió el valor.

Sinéad: Wen...


Cuando escuchó su voz, pensó que se lo había imaginado. Al ver a Sus levantarse y mirar hacia la puerta, su corazón le dio un vuelco. Allí estaba, de pie junto a la puerta. Parecía avergonzada y miraba al suelo nerviosa. No podía creerlo, estaba viva y parecía estar bien.

Wen: Sinéad, eres tú...
Sinéad: Hola...


Se abrazó a ella llorando y muy feliz. Sinéad le correspondió con otro fuerte abrazo e hizo un esfuerzo para no llorar. Sus se abrazó también a ella muy emocionada.

Wen: ¡Estás viva! 
Sinéad: Sí, estoy bien.
Wen: ¿Que te ocurrió? Estaba muy preocupado por ti.
Sus: To también...temíamos que algo malo te hubiese ocurrido.
Sinéad: Siento haberos preocupado...


Wen: ¿Dónde estabas?
Sinéad: En una de mis excursiones por el bosque me desorienté. En una caída perdí el conocimiento y estuve en un hospital inconsciente. Al no llevar encima mi documentación...

No quiso decir la verdad. Explicar todo lo sucedido se le antojaba demasiado complicado y no sabía cómo explicar según que cosas sin desvelar su verdadera identidad. 

Sus: ¡Eso es terrible!
Sinéad: Pero estoy bien, fuera de peligro.
Wen: Sabía que algo malo te había ocurrido...
Sinéad: Wen, necesito hablar contigo.
Sus: Menos mal que estás bien. Me alegro mucho. Todos estábamos preocupados, pero especialmente Wen.
Sinéad: Mi Wen...
Sus: Os dejaré solos. Iré a prepararme un chocolate, ¿queréis uno?
Sinéad: No me apetece, gracias.
Wen: A mi tampoco.


Cuando Sus se marchó a la cocina. Sinéad se sinceró con Wen. Temía hacerle daño, pero debía aclarar las cosas.

Sinéad: Wen, desde que te conocí mi vida ha sido un remolino de sentimientos sin aclarar. 
Wen: Lo siento...
Sinéad: No, no debes disculparte por nada. Es algo que nació en mi y que no pude evitar. No puedo negar que siento una atracción por ti. Me gustas, creo que eso ya lo sabes...
Wen: Sí...
Sinéad: A pesar de la inmensa atracción que siento por ti, no puedo llamar a eso amor.
Wen: Comprendo...
Sinéad: Wen, amo a Eros más que a nada en este mundo. Siento un pinchazo en el alma cuando imagino mi vida sin él...Espero no herirte con mi sinceridad, pero te quiero como amigo. Entenderé que no quieras saber nada más de mi y lo respetaré, pero espero que decidas seguir siendo mi amigo...


Wen: No me perderás.
Sinéad: Wen...por favor, dime que piensas...¿Te sientes herido?
Wen: Sinéad...eres tan buena y dulce. No puedo decir que no me duela, mentiría. Yo también siento esa atracción hacia ti. Saber que te perderé me hace daño...pero no podemos renunciar al amor verdadero. Yo también amo a Estrella y no me imagino la vida sin ella.
Sinéad:  Wen...eso alivia el dolor que me provoca todo esto. Amas a Estrella y yo a Eros, al fin tenemos las cosas claras.
Wen: En estas semanas me he distanciado de ella, pensando que así no la perjudicaría si tomaba una decisión que le podía hacer daño. Me doy cuenta que estaba confundido. No podemos negar que nos atraemos y nos gustamos mucho, pero nuestros corazones están ocupados. 


Sinéad: Cierto. Wen, ahora ve a por Estrella y resuelve esta situación. Seguro que estará angustiada y no comprenderá lo que está ocurriendo.
Wen: Lo haré...pero Sinéad, no te vayas. Me invade la angustia cuando pienso que te marcharás. Tu amistad es muy importante para mi...aunque comprendo que yo solo soy un simple click...
Sinéad: Wen, seremos amigos para siempre. No eres un simple click, no te menosprecies de esa forma. Eres el click con el corazón más grande que conozco. Eres bello, tan bello que has conseguido hipnotizarme, ¡por poco abandono a mi novio! Y no hablo del físico, hablo también de tu espíritu.
Wen: Sinéad, jamás imaginé que existiese un ser tan bueno y mágico como tú. 


Se abrazaron cariñosa mente. Ahora que las cosas se habían aclarado, la paz más pura envolvió sus corazones.

Wen: ¿Eros sabe algo de todo esto?
Sinéad: Le sorprendió, pero ve todo esto como una prueba a nuestro amor.
Wen: Tiene razón. ¿Crees que cambiará su actitud conmigo?
Sinéad: No lo creo. No te preocupes por ello...Wen...
Wen: ¿Que ocurre?
Sinéad: Eros y yo nos vamos a casar.
Wen: ¿Os vais a casar? 
Sinéad: Debería habértelo dicho antes, pero estaba confusa.
Wen: Me alegro por vosotros. No sabía que los vampiros se casaban.
Sinéad: No lo solemos hacer, pero Eros y yo somos especiales.


Eros asomó curioso la cabeza por la puerta. 

Eros: ¡Wen! No me quites la novia que no me conoces enfadado.
Wen: No, yo...

Eros se echó a reír al ver como se ruborizaba y se ponía nervioso.

Eros: ¡Es broma! Esa vampiresa me ama con locura, no tienes nada que hacer. 
Wen: Lo sé.
Eros: Shiny, debemos irnos ya.

Sinéad también se había ruborizado. Le ardían las mejillas. Eros nunca dejaba de sorprenderle.

Sineád: Tienes razón.


Wen: ¿Quedamos mañana por la noche?
Sinéad: Wen, no podremos quedar en un tiempo.
Wen: ¿Que ocurre?
Eros: Shiny quiere pasar un tiempo rodeada de su amada naturaleza junto a mi. 
Sinéad: Después de lo ocurrido...
Wen: Vaya...no te vuelva a perder.
Sinéad: Ya te contaré cuando vuelva lo que realmente ocurrió.
Wen: Está bien. Os echaremos de menos...
Sinéad: Necesito pasar tiempo junto a Eros. Además, quiero alejarme de la civilización durante un tiempo. Dejaré la llave de nuestra casa en el felpudo. Dile a Sus si puede pasarse de vez en cuando a echar un vistazo. 
Wen: Descuida, se lo diré.
Sinéad: Por cierto, Duclack se encuentra bien. Ya está en casa con su padre.
Wen: ¡Duclack! Que alegría me das, ¿dónde estaba?
Sinéad: Cuando puedas, ve a hablar con ella. Seguro que tendréis muchas cosas de las que hablar.
Wen: Lo haré.
Sinéad: Adiós, Wen. Cuídate mucho. Pronto volveremos a vernos.
Wen: Tú también. Esperaré con ilusión vuestra vuelta. Adiós.


Aunque se sentía triste por la marcha de su amiga, sabía que era lo mejor para ella. Eros y ella necesitaban tiempo para estar juntos y olvidar lo ocurrido. Ahora tenía que ponerse en contacto con Estrella. Sentía que no debía perder más tiempo. Fue a su cuarto a cambiarse de ropa cuando descubrió su diario sobre el gran cofre azul. 

Wen: Pero...

No comprendía que hacía su diario ahí. Lo había escondido bajo llave en un cajón del mueble. Sus temores se intensificaron cuando vio una hoja con su nombre sobre la cama.



Agarró la hoja temblando y reconoció la letra de Estrella. Sabía que no leería nada agradable y respiró profundamente.

" Wen, siento haber invadido tu intimidad. No debería haber leído tu diario, pero necesitaba saber que es lo que te estaba sucediendo. Temía que este día llegase. En tu diario confiesas tus sentimientos, cosa que no has hecho conmigo. Me has recluido, apartado de tu vida. Sentía que algo me ocultabas pero lo que he descubierto va más allá de lo que nunca podría haber imaginado. Te has enamorado de Sinéad. Mis sospechas se han confirmado. Afirmas que te molesto y que necesitas alejarte de mi. No te preocupes, yo te facilitaré las cosas. No renuncies a tu amor verdadero. Me voy para siempre, destrozada, humillada y sin ilusión por nada. Vicrogo me ofreció un trabajo y este es el momento para aceptarlo. Fotografiar animales por todo el mundo, de las más diversas especies y en lugares remotos del Playmundo. Este trabajo me mantendrá ocupada y así no pensaré en ti. Me iré con Gallofa, él será mi ayudante. Echaré de menos a mis amigos, siento no despedirme de todos ellos. No quiero volver a verte nunca más, y aunque ahora siento mucho rencor, deseo que seas feliz junto a la vampiresa. Adiós."
                       
                                                                                         Estrella

Wen: ¡No! ¡Debo impedir que se marche!



Sus se había terminado el chocolate. Estaba contenta. Por un lado Sinéad y Duclack habían aparecido. Por otro, su hermano parecía estar más contento. Las cosas estaban volviendo a la normalidad. Pensaba en ir a visitar a Duclack cuando apareció Wen corriendo a toda prisa.


Wen: ¡Sus!
Sus: ¿Que te pasa?
Wen: ¡Estrella! ¡Tenemos que impedir que se marche!
Sus: ¿Se marcha? ¿A dónde?


Wen: ¡No hay tiempo para explicaciones! ¡Debe estar en la estación de tren!
Sus: Está bien, iremos en mi coche. Estás demasiado nervioso para conducir. 


Continuará...

jueves, 22 de mayo de 2014

Sed de sangre: Capítulo 8 - La gran noche

Aquella era la noche esperada. Dimensión oculta se emitiría en todo el Playmundo y darían a conocer la existencia de vampiros. La cadena llevaba una semana promocionando el programa. Aseguraban a sus espectadores que podrían ver en directo un auténtico vampiro. Muchos decían que se trataba de una treta para aumentar la escasa audiencia que estaban obteniendo y otros confiaban plenamente en la profesionalidad de Martyna y Jedrek. El programa se emitía por la noche, así que no tuvieron problemas a la hora de sacar a Sinéad al exterior. Pinhead cargaba con ella en brazos. 

Pinhead: ¿Estás bien?
Sinéad: No lo estoy...por favor...
Pinhead: No te preocupes, todo saldrá bien. 
Sinéad: Padre...por favor, ayúdame...
Pinhead: Vaya, veo que eres creyente.
Jedrek: De prisa, antes que nos vea alguien. 


Martyna estaba al volante del monovolumen, Jedrek abrió el maletero para meter a la vampiresa. Mientras, Fune vigilaba mirando de un lado a otro para asegurarse que no fuesen vistos por nadie. 

Sinéad: Padre...ayúdame, te lo ruego...
Pinhead: Está asustada...
Jedrek: No te compadezcas de ella, recuerda lo que le hizo a mi hermana.


Finalmente la metieron en el maletero sin ser vistos. Fune se compadeció de ella. No quería que la tratasen como un bicho raro. Antes de ser expuesta ante las cámaras, la liberaría. Se llevaría la pasta que el programa le tenía que pagar y se largarían lejos.

Sinéad: Dejarme marchar, os lo ruego.
Jedrek: ¿Y que mates a más clicks? ¡Ni lo sueñes! Nadie arruinará mi gran noche.


Cerró el maletero del coche y les explicó a Fune y Pinhead que antes de salir, les daría un adelanto del dinero acordado con el programa. Pinhead y Fune no pusieron objeciones, estaban sin blanca.

Jedrek: No quiero que los vecinos me vean entregando dinero. Entremos en casa.


Entraron en el cuarto dónde había estado presa Sinéad.

Jedrek: Antes de daros el dinero, os tengo que advertir de una cosa. 
Pinhead: ¿Que pasa?
Jedrek: El director del programa es un tipo insoportable.
Fune: ¿Y?
Jedrek: Pues que os conozco y no quiero problemas. Tenéis que prometerme que aunque os grite y os provoque, no entraréis al trapo. Si contestáis o respondéis con violencia adiós al dinero y todos nuestros planes, ¿entendido?
Fune: No hay problema, colega.
Pinhead: Vale, nos portaremos como dos corderitos degollados. 
Jedrek: Eso espero. Esperad aquí, que traigo el dinero. 


Jedrek se fue y Fune y Pinhead lo miraron divertidos. 

Fune: ¿Como un corderito degollado?
Pinhead: Lo sé, menuda tontería. Como se le ocurra gritarme le parto los morros.
Fune: Ese es mi hombre.


De pronto, la puerta del cuarto se cerró. Rápidamente intentaron abrirla y al no conseguirlo, se pusieron a aporrearla con toda sus fuerzas.

Pinhead: ¡Jedrek! ¡La puerta se ha cerrado!
Fune: Maldita sea...
Pinhead: ¡Jedrek!
Fune: No te molestes, no abrirá. 


Pinhead: ¿Crees que nos ha traicionado?
Fune: No lo creo, lo sé. Ya te dije que estos tipos no eran de fiar...¡Maldita sea!
Pinhead: ¡Jedrek! ¡Abre! 
Fune: Ahora no podré ayudar a la vampiresa...
Pinhead: ¡Odio a esos dos! Prometo vengarme en cuanto salga de aquí, ¡lo prometo!



Jedrek subió al coche. Martyna lo estaba esperando con el motor en marcha.

Martyna: ¿Y bien?
Jedrek: Todo salió como lo planeamos. Están encerrados en el cuarto.
Martyna: Haz que salte la alarma y llama a la policía. Di que han entrado en casa y que temes que sean los famosos ladrones Pinhead y Fune. 


En la mansión de Wen y Sus...

Estrella necesitaba saber la verdad. Sabía que Wen escribía un diario así que fue a su cuarto dispuesta a encontrarlo. Sabía que estaba mal, que se metía en su más estricta intimidad, pero ya no podía más. Desde que Sinéad había desaparecido, Wen se había recluido en su cuarto sin querer salir. Ella misma había intentado animarle, pero siempre le pedía que se marchase. Aquel día Diamante consiguió animarle y se fueron juntos a pescar al puerto. Aprovechó la ocasión para buscar el diario. Lo amaba con toda su alma, pero en su interior sabía que algo iba mal y que le ocultaba cosas.


Buscó en en cofre de sus viejas pertenencias y juguetes, pero por más que rebuscó, no lo encontró.

Estrella: Aquí no está.


Abrió el armario y buscó por todas partes. Bajo ropa y cajas, en los cajones...tampoco había rastro del diario.

Estrella: ¿Dónde lo esconderá?


Abrió cajones de un mueble y entonces, uno de ellos parecía estar cerrado con llave. Recordó que en el baúl había visto una llave que podría ser la que abriese el cajón. Cuando la introdujo en la cerradura, el cajón se abrió. 

Estrella: Aquí estás.

En su interior encontró el diario. No lo dudó un instante más y se puso a leer. 


La lectura de aquel diario le destrozó el alma. Con cada palabra que leía, su delicado corazón se despedazaba lentamente.

"...siento que traiciono a Estrella, pero es algo que no puedo evitar. ¿Que me ocurre? Sinéad es muy especial para mi...tanto que solo quiero estar con ella. Cuando Estrella aparece y nos interrumpe, solo deseo que se marche. Me siento mal al pensar esto, pero es lo que me ocurre. Adoro los momentos en los que Sinéad y yo salimos a pasear. Es tan dulce y maravillosa que me parece un ángel..."

Estrella: Le molesto...solo quiere estar junto a ella...

"...no tenía ganas de estar con ella, lo siento. Mi dulce Estrella, estoy confundido y no quiero herirla...hasta que no me aclare, es mejor que guarde un poco las distancias...ahora me siento confundido y solo deseo estar con Sinéad..."

Estrella: A mi no me parece que eso sea estar confundido...

"...no me gusta ocultar cosas a Estrella, pero debo guardar el secreto. Sinéad me lo pidió y sé lo importante que es esto para ella. Nadie puede saber que es una vampiresa."

Estrella: Una vampiresa...esto no puede ser verdad...

"...por muy poco Estrella me descubre investigando sobre los vampiros. La noto extraña, espero que no sospeche nada. Tampoco quiero que sepa los sentimientos que se han despertado por Sinéad...sé que le haría mucho daño y no la quiero perder...a ella también la amo...aunque me siento confundido, ¿que me está ocurriendo?"

Estrella: Que ya no me amas. Ahora la quieres a ella...y no sabes como deshacerte de mi...

Las lágrimas brotaban de sus ojos y la angustia más grande y poderosa se apoderó de ella. Lo que tanto había temido durante mucho tiempo se había convertido en una cruda realidad. Wen ya no le amaba.

"...¿Dónde está Sinéad? ¡Solo deseo saber si se encuentra bien! Espero que no le hayan hecho daño y que vuelva pronto junto a mi. Necesito hablar con ella urgentemente, contarle lo que siento, explicarle que ya tengo mis sentimientos claros y estoy decidido. Me he dado cuenta que no puedo renunciar al amor, al verdadero amor. "

Estrella: ¡No puedes renunciar al verdadero amor! ¡Pues yo te lo pondré muy fácil, Wen Rosales! 


En casa de Martyna y Jedrek...

Varios coches policiales, un furgón y un helicóptero rodearon la residencia de los presentadores. Llevaban mucho tiempo tras la pista de la pareja de delincuentes y no estaban dispuestos a desaprovechar la ocasión. Cada agente tomó su puesto y con sus armas reglamentarias apuntaron cada una de las salidas de la vivienda. Aquella operación estaba dirigida por John, que es el que llevaba el caso de Pinhead y Fune.




John se posicionó junto a la gran puerta que daba al jardín. Su compañera Rose le cubría las espaldas. 

John: Deben estar ahí, estoy seguro.
Rose: Anda con cuidado, John. Estos tipos son muy peligrosos.
John: Allá vamos. ¡Policía, que nadie se mueva! ¡Vamos a entrar! 


Todos los agentes entraron en la vivienda y la registraron pistola en mano. Cuando John abrió el cuarto dónde Pinhead y Fune estaban encerrados, se sintió victorioso.

John: ¡Quietos, policía! ¡Manos arriba!
Pinhead: ¡La pasma!
Fune: ¡Encima llaman a la pasma! ¡Malditos traidores!


John: ¡Al suelo! ¡Vamos!
Rose: ¡Al menor movimiento disparo! ¿Entendido?
Fune: ¡Iros al cuerno!
Pinhead: ¡No os tenemos miedo!
John: Pues deberíais temer al juez que os condenará. Por fin pagaréis por todos vuestros delitos.


Esposados y escoltados por un montón de agentes de policía, salieron de la vivienda. Todos sus planes de un futuro mejor se desvanecieron. Fune lloró furiosa. Al igual que Sinéad, sería encarcelada y juzgada como un ser cruel y sin derecho a la vida. Saber que le separarían de Pinhead le dolía tanto que no podía dejar de llorar.

John: Ya no pareces un tipa tan dura.
Fune: ¡Te odio madero repugnante!
John: Guarda toda esa ira y cambia de actitud, Fune. ¿No comprendes que vosotros solos os habéis metido en todo este lío? Yo no he sido el que ha cometido todos esos delitos.
Pinhead: ¡No le des la charla! Fune, no llores...
Fune: No sé cuando volveremos a vernos, amor...
Pinhead: Fune...volveremos a vernos, te lo prometo.
Rose: En el juicio os podréis ver. Vuestra carrera delictiva termina aquí.


Leonard y Eros llegaron justo en el momento que los metían en el furgón policial. 

Eros: ¿Notas su presencia?
Leonard: No, pero ha estado aquí. ¡La televisión!
Eros: ¿La televisión?
Leonard: Lo he leído en la mente de esos dos que se llevan arrestados. ¡Debemos darnos prisa!


En el plató de Dimensión Oculta...

Director: Espero que ese vampiro sea real, nos estamos jugando mucho.
Jedrek: No se preocupe, esta noche haremos historia.
Director: Los directivos de la cadena están deseando cortarme la cabeza. El programa de hoy será definitivo para saber cual será mi destino y el vuestro. Las audiencias de los últimos programas fueron pésimas...
Martyna: Esta noche conseguiremos el mejor share de la historia de la televisión.
Director: ¿Que habéis hecho con esos dos delincuentes?
Jedrek: No se preocupe, seguramente la policía ya se habrá hecho cargo de ellos. 
Director: Eso espero. ¡Todos a sus puestos! Entramos en directo en cinco minutos.



CLICKTV presenta...Dimensión Oculta. Un programa presentado por Jedrek y Martyna Kowalski, los hermanos especialistas en casos paranormales.


Jedrek: Bienvenidos a Dimensión Oculta, su programa preferido de sucesos paranormales. Mi hermana Martyna y un servidor, Jedrek, somos los encargados de presentar este apasionante programa.  Queremos que permanezcan sentados frente la pantalla, hoy será un día histórico para la Televisión y el Playmundo.
Martyna: Efectivamente, hoy haremos historia. Demostraremos que los vampiros, existen.


Jedrek: No nos hemos vuelto locos ni se trata de una broma. Bajo esta tela roja se encuentra retenida una vampiresa. Mi hermana sufrió un salvaje ataque y hemos tenido que tomar medidas drásticas. Estos seres son malignos y violentos.
Martyna: Son tan peligrosos que hemos diseñado una caja transparente muy resistente para que la podamos contemplar pero al mismo tiempo con la seguridad que esta resistente caja nos aporta. Contamos con la participación de cuatro fantásticos colaboradores. La empresaria y millonaria Valentina Summers,  la escritora Priscila Buenafuente, la bruja Calíope y el padre Benito. Vamos a publicidad y en treinta minutos, volvemos.


Director: ¡Fantástico! Parece que la cuota de pantalla está siendo muy buena.
Regidora: Hemos recibido la llamada de los directivos de la cadena. Dicen que el seguimiento es total. En Clickter y Faceclick no se habla de otra cosa, somos trending topic.
Jedrek: ¡Fabuloso! No nos había sucedido nunca. 
Martyna: Vamos a hacer historia, ¡au! 


Minerva, la peluquera del programa le estaba dando algunos retoques en el recogido a Martyna. Sin querer le dio un tirón y se giró enfadada.

Martyna: ¡Me has hecho daño! Eres una peluquera pésima. 
Minerva: Disculpe, es que tenía un pequeño enredo y...
Martyna: Déjame ya, que me estás poniendo nerviosa.
Minerva: Disculpe, solo pretendía hacer mi trabajo...


Leonard y Eros irrumpieron en el plató. El gran público asistente en el programa pensó que se trataba de un espectáculo y miraron divertidos a los vampiros. Minerva, Martyna, Jedrek, el director y la regidora se quedaron estupefactos al ver entrar a los vampiros.

Minerva: ¿Esos quienes son?
Director: ¿Les puedo ayudar en algo?
Leonard:  Disculpen las molestias, no pretendíamos interrumpir. Deseamos hablar un momento con ustedes, se trata de algo urgente.
Minerva: Que extremadamente guapos son....
Director: No es buen momento, deben salir del plató inmediatamente.


Eros: No le robaremos mucho tiempo.
Jedrek: Un momento...¡Son vampiros! ¡Estos también son vampiros!
Director: ¡¿Que está ocurriendo aquí?!
Leonard: Miren atentamente mis ojos...se relajarán por completo. Solo desean permanecer de pie, sin pensar en nada ni hacer  el menor movimiento. Hasta que no os lo ordenemos, permanecerán quietos y en silencio.

Hipnotizados por el poderoso vampiro, Minerva, Martyna, el director, Jedrek y la regidora obedecieron sus órdenes sin rechistar. Previamente habían hipnotizado a los cámaras, así que las cámaras estaban apagadas.


Se dirigieron al público presente y les pidieron atención. Aunque no fue tarea fácil, consiguieron hipnotizarlos a todos entre los dos.


Destaparon la caja cubierta por la tela roja y descubrieron que Sinéad se encontraba atrapada en su interior. Estaba despierta, aunque su estado era débil. Al ver a su amado Eros y a su padre, rompió a llorar. Llevaba mucho tiempo esperando aquel momento. Cuando ya había perdido toda esperanza y se dio por vencida, aparecieron.

Sinéad: Eros, Leonard...
Eros: ¡Shiny!
Leonard: ¡Hija mía! No te desasosiegues, te sacaremos de ahí.
Sinéad: Había perdido toda esperanza...



Encontraron la forma de abrir la hermética caja y la sacaron entre los dos. Estaba débil pero se pudo sostener en pie. 


Se abrazó a Eros llorando. Había soñado con ese momento muchas veces, tantas que todo aquello le parecía irreal. Eros le correspondió con otro apasionado abrazo y de sus ojos brotaron lágrimas de felicidad.

Eros: Mi amor, temía tanto por ti...¿estás bien?
Sinéad: Eros...temía no volver a verte nunca más...te amo más que a nada en mi vida.
Eros: ¿Que te han hecho esos salvajes? ¡Los mataré a todos!
Sinéad: No, por favor...más muertes no...
Eros: Eres un ángel. No comprendo como puedes ser tan buena con quienes te han maltratado de esa forma. Nunca dejarás de sorprenderme.


De pronto, se sintió muy mareada. A su alrededor todo le daba vueltas. Un intenso dolor le recorrió todas sus articulaciones. Se retorció del dolor casi cayendo al suelo desvanecida. Eros y Leonard la agarraron.

Leonard: ¡Sinéad, hija! ¿Que te ocurre?
Sinéad: Me siento mal...
Eros: ¿Que te han hecho?
Sinéad: Me han inyectado sangre de personas fallecidas...noto esa sangre destruir la vida en mi interior.
Leonard: Necesitas beber mi sangre. Antes, deberías recuperarte un poco. Eros, trae a alguien para que se alimente.
Eros: Ahora mismo.


Eligió a un chico alto y fornido entre el público. Parecía un chico sano y fuerte. Eros lo acercó hasta Sinéad y se lo ofreció.

Eros: Shiny, aliméntate.
Sinéad: Estoy sedienta...
Leonard: Vamos, debes alimentarte. 


Agarró el brazo del chico y le  mordió en la muñeca. Su intención era beber solo un poco hasta sentirse mejor. Cuando ingirió las primeras gotas de sangre, su cuerpo se estremeció de placer y vida. Aunque no pretendía abusar de aquel inocente chico, no lo pudo evitar. Se lanzó sobre su cuello y se alimentó desesperada. Bebía su sangre extasiada. Aunque seguía sintiendo dolor, este se apaciguaba lentamente con cada sorbo de aquel deseado líquido. El éxtasis se apoderó de ella rápidamente. Sabía que su padre y Eros la observaban, pero en aquellos momentos poco le importaba.



Eros la retiró del cuerpo ya sin vida del chico antes de que ingiriese la última gota de sangre. Sinéad se resistió, luchando con las pocas fuerzas que tenía contra él. 

Eros: ¡Detente! Amor, reacciona.

Sinéad comprendió que se había descontrolado. Cuando vio el cuerpo sin vida de aquel inocente muchacho, se sintió culpable.

Sinéad: Oh, no...lo he matado...
Eros:Es comprensible, estabas sedienta y enferma.
Leonard: No te culpes por ello, hija. No tenías opción.
Eros: Ahora debemos marcharnos de aquí, ¡tenemos que casarnos! ¿Recuerdas?
Sinéad: Eros...yo...


Eros: ¿Que ocurre? ¿Ya no deseas casarte conmigo?
Sinéad: Lo deseo con toda mi alma. Sabes que eres mi ángel, la luz que ilumina mis noches.
Eros: ¿Entonces? ¿Que te ocurre?
Sinéad: He dudado de nuestro amor. No deseaba casarme contigo...
Eros: No comprendo...¿Temes que ocurra otra desgracia o es que ya no me amas?
Sinéad: Claro que te amo...pero lo dudé. Es que creo no merecerme casarme contigo.
Eros: Shiny, ¿que te ocurre?
Sinéad: Creí estar enamorada de Wen.
Eros: ¡Enamorada!...no puede ser cierto.
Sinéad: No deseo ocultarte nada, quiero que entre nosotros no existan los secretos. Creí enamorarme de él, y no deseaba casarme contigo, estaba confundida.
Eros: No puedo creerlo...
Leonard: Wen es un humano, ¿me equivoco?
Eros: No te equivocas...ahora comprendo que pasaras tantas horas con él...


Aquello pareció afectar profundamente a Eros, que miraba al suelo intentado ordenar sus pensamientos y procesar toda aquella información. Sinéad se acercó hasta él y le habló con total sinceridad.

Sinéad: Eros, te amo. En aquellos momentos lo dudé, pero ya no. Sentía una atracción por Wen que me confundió y pensé que se trataba de amor. Me sentía confusa y perdida. La idea de perderte me hacía mucho daño y no sabía que debía hacer. 
Eros: ¿A quién amas? ¿Sigues amando a Wen?
Sinéad: Nunca lo amé, al menos como te amo a ti. Siento por él una gran atracción, pero no lo amo. Lo considero un gran amigo, nada más. Si ya no deseas estar conmigo, lo comprenderé...
Eros: ¿Me amas?
Sinéad: Como el primer día. Cariño, te quiero más que nunca. Jamás he dejado de quererte, solo me he sentido confusa...


Eros agarró de las manos a Sinéad y la miró fijamente a los ojos. 

Eros:  Esto ha sido una prueba a nuestro amor. Te has sentido confusa, y lo puedo comprender. Valoro mucho tu sinceridad y tu honestidad. Shiny, quiero casarme contigo. Si todavía lo deseas...
Sinéad: Amor, lo deseo más que otra cosa en este mundo.
Eros:  Olvida lo ocurrido, Shiny. 
Sineád: ¿Me perdonas?
Eros:  No hay nada que perdonar. Te has sentido confundida, eso es todo.
Sinéad: Te amo, Eros. Me gustaría confesarte algo más, muy importante.
Eros:  ¿Más confesiones?
Sinéad: Es algo importante...pero tampoco sé cómo reaccionarás.
Eros: Me estás asustando...
Leonard: Ahora no es buen momento. Tenemos que marcharnos antes de que terminen los anuncios.
Eros: No te preocupes, Shiny. Ya me lo contarás luego. Tu padre tiene razón, debemos darnos prisa. 


Una mujer entró en el plató. Saltaba a la vista que había sido sometida a múltiples operaciones de cirugía estética, todas ellas con muy mal resultado. Caminaba con paso seguro y aires de grandeza. Por su melena rubia y su estrafalaria forma de vestir no pasaba precisamente desapercibida.

Belén Clicksteban: ¡Quiero participar en el programa! Exijo una silla como colaboradora, ¡digo! ¡Recordad que soy la Princesa del pueblo y mi presencia atraerá a muchos espectadores! No comprendo que no me hayáis tenido en cuenta, ¡soy imprescindible!


Leonard: Disculpe, señorita...
Beleén Clicksteban: ¿Eh? ¿Quién es usted? ¡Quiero ver al director! ¿Entiendes?
Leonard: Señorita, tranquilícese...
Belén: ¡¡Exijo ver al directoor!! 


Aunque a Leonard le repugnaba aquella mujer, la miró fijamente a los ojos. Sus profundas arrugas operadas, su ojos saltones y furiosos, aquella boca que no dejaba de emitir ruidos y gritos estridentes le resultaban insoportables. Haciendo un gran esfuerzo, consiguió hipnotizarla. 

Leonard: Así me gusta. Guarda silencio. ¿Deseas participar en el programa? Lo harás...serás la protagonista principal, no te preocupes. Vamos, acompáñame. 


Eros agarró el cadáver del chico y se lo colocó sobre la espalda. Tenían que eliminar pruebas de su presencia en ese lugar. Sinéad fue caminando lentamente siguiendo a Eros.

Eros: ¿Estás bien?
Sinéad: Me sigo sintiendo débil...pero estoy mejor que antes.

Leonard miró a todos los hipnotizados...

Leonard: No recordarán nada de esto. El programa seguirá su curso como si nada hubiese pasado. Nunca nos han visto ni hemos estado aquí. Despertarán cuando nos hayamos marchado.


Director: Eh...¿Que ocurre? ¡Queda un minuto para la vuelta de publicidad! ¡Todos a sus puestos!
Martyna: Que raro, han pasado volando....
Jedrek: Serán los nervios.
Minerva: Yo me quedo por aquí, que esto está interesante. 


Jedrek: ¡Ya estamos de vuelta!
Martyna: Nuestros colaboradores y el público asistente al programa están de los nervios. Saben que serán testigos de un acontecimiento único, jamás visto hasta ahora.
Jedrek: Estamos a punto de descubrir cual es el aspecto de esta vampiresa. Que no os engañe su belleza sobrenatural, es peligrosa. Señoras y señores, es el momento.


Agarraron la tela que tapaba la caja y se prepararon para tirar de ella. La expectación era total. La tensión se respira en el aire. Muchos agarraban sus móviles y cámaras fotográficas para inmortalizar el momento.

Jedrek: Aquí la muestra de que los vampiros existen. Señoras y señores...¡Una vampiresa!


Belén Clicsteban gritaba encerrada en la caja. La aporreaba con todas sus fuerzas para intentar escapar. En aquel reducido lugar le faltaba la respiración. No comprendía que hacía encerrada ahí dentro y su ira aumentaba por momentos.

Belen Clicksteban: ¡Socorro! ¡Que alguien me saque de aquí! ¡Os pienso demandar a todos! ¡A todoos!
Jedrek: Pero...¿Que es esto?
Martyna: No puedo creerlo...
Belén Clicksteban: ¡Hasta el chico de los cafés! ¡Os pienso demandar a todooos! ¡Socorro! 



Director: ¡Publicidad! ¡Vamos a publicidad! 
Jedrek: Director, no entiendo que es lo que a...
Director: ¡Cállate!
Martyna: ¡Juro que teníamos una vampiresa!
Director: No quiero escuchar ni una sola palabra más de vuestra boca, ¡estáis despedidos!


Benito: ¡Esto es indignante! Engañar así a la gente, ¡me han hecho perder el tiempo tontamente!
Jedrek: Nos se vayan, todo esto tiene una explicación...
Belén Clicksteban: ¡Pandilla de incompetentes! ¡Quiero salir de aquí! ¡Socorro! 
Calíope: Soy una profesional. No participo en estos circos.
Director: Por favor, aguarden un momento, todo esto no es más que un mal entendido...


Valentina: ¿Creen que esto tiene gracia?
Director: Señorita Summers, no se marche. Esto es tan solo una pequeña broma de mis presentadores...
Valentina: Tendrá noticias de mi abogado. Pienso demandarles a todos. A mi nadie me hace perder el tiempo de esta forma ni juega con mi buen nombre para participar en un espectáculo tan lamentable.
Belén Clicksteban: ¡Que me ahogo!
Priscila: Os tomaba por profesionales, Martyna.
Martyna: ¡Esto es una trampa! ¡Debes creerme! ¡Teníamos una vampiresa!
Pricila: Sí, ya...una bella vampiresa...


Director: ¡Hemos hecho el ridículo ante todo el Playmundo! Gracias a vosotros mi carrera está acabada...¡Quiero que os marchéis de aquí inmediatamente! Yo me he hundido pero vosotros lo haréis conmigo. No os querrán contratar en ningún lado.
Jedrek: Señor director...
Director: ¡FUERA!


Minerva observaba sorprendida.

Minerva: Jamás comprenderé el funcionamiento de la televisión...que raro son los ricos y los famosos...
Belén Clicksteban: ¡Que alguien me saque de aquí! ¡Me ahogo!
Minerva: Cuando se lo cuente a Nino no dará crédito.


Continuará...